arteles en mano, los dueños de alojamientos, locales comerciales, de comida, y empresas de turismo reclamaron al Gobierno mayor atención, en especial, retirar la mano asfixiante económica estatal que no los deja respirar. Como gesto de protesta hacían sonar sus petardos en la esquina de las calles Illampu y Sagárnaga, mientras los turistas intentaban saber por qué reclamaban y cómo podían ayudar, en un extraño gesto de sensibilidad empática.
El tema turístico es complejo porque no solo implica el viaje, sino también otros factores como el alojamiento, la existencia atracciones naturales y no naturales para ofrecer a los visitantes y una buena acogida en el país de destino. “Damos empleo directo e indirecto a 400 mil personas”, decía a los micrófonos de los medios el representante de las empresas de turismo en medio de la manifestación de reclamo.
¿Qué reclaman? La baja comisión por venta de pasajes del 7% al 2%. “BoA nos bajó las comisiones, Avianca ha decidido cobrar en dólares con tarjetas de crédito ya que no se puede pagar al cash, LATAM ha decidido subir sus precios y cualquier rato se irán, GOL se ha ido y nos estamos quedando aislados del mundo”, denunció una de sus portavoces, mientras su colega se ahogó en lágrimas y no pudo declarar.
Un segundo reclamo apuntó a la expresión “cielos abiertos” para frenar el monopolio de BoA que atiende irregularmente y no siempre brinda buen trato a sus usuarios, amén de gozar de una falta de seriedad en los horarios, aspecto que puso en aprietos a cientos de pasajeros que perdieron conexiones con otras líneas.
El Gobierno se echa la pelota de un sector a otro, porque a juicio del viceministro del Consumidor es un tema de la ATT que es la que regula la actividad del transporte aéreo, porque hasta el momento no habían recibido ninguna queja.
El turismo debía tener como política de Estado al turismo, pero no se entiende así. Millones de personas se movilizan anualmente, con el objetivo de estudiar, admirar y disfrutar la naturaleza, sus variadas expresiones silvestres en plantas, animales y hasta las manifestaciones culturales de los pueblos visitados. Así no es extraño encontrar decenas de turistas por los tambos de la Max Paredes y adyacentes, mientras otros prefieren visitar San Ignacio de Velasco.
El gobierno clama por divisas y busca aliados, pero en los hechos parece tratar a puntapiés a quienes se acercan a él, como pasó con las industrias oleaginosas que no pudieron exportar sus productos durante 12 días. Ahora es el turno del turismo, que permite recibir divisas directamente, pero no se entiende así y da la impresión que el Ejecutivo gusta de jugar al ahogado porque se coloca los dedos alrededor del cuello para quedar sin aliento.
Para cerrar el tema, sirva este ejemplo de uno de nuestros vecinos: Perú. El turismo representa el 7% de su economía; el año pasado el sector de viajes y turismo contribuyó a ese Estado con 18 mil millones de dólares.
Ernesto Murillo Estrada es filósofo y periodista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.