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la pregunta del sacerdote acerca del año en que se bautizó, el joven que pretendía acceder al sacramento del matrimonio le contesto: 1999. “Cómo es esto, si usted dice que tiene 23 años, cómo es que se bautizó antes de nacer”. Tras el prolongado silencio, el joven respondió lacónicamente: “padre, es mi edad Tahuichi”.

La anécdota contada por un sacerdote de Los Yungas viene como anillo al dedo para explicar el caso del jugador de Aurora, Gabriel Montaño Moizán, quien ha decidido inmolarse en el altar del fútbol. No se sabe si lo hizo por voluntad propia, si fue obligado, o porque se preparó un libreto que dejó más dudas que certezas. Esta declaración dejó al dirigente de ese club valluno, Jaime Cornejo, con el balón en el punto del penal, pero fue tan defectuoso el remate de éste, que se cumplió el adagio: “quien se excusa, se acusa”.

Ahora se sabe que no existe el tal Gabriel Montaño, sino Diego Montaño, seis años mayor de lo que declara su documentación, de manera que, en la última década, el citado futbolista jugó con edad adulterada y ante la evidencia, puso el cuello en el patíbulo para que lo decapiten y así salvar in extremis al club Aurora.

Sin embargo, ese no es el problema, sino la sanción que podría recaer sobre la institución. La documentación, las declaraciones anteriores del señor Jaime Cornejo y la documentación aplanan a Aurora y exponen una vez más, la precariedad del fútbol boliviano que parece programar sus torneos con reglas endebles, como si se tratara de un torneo barrial. Si la FIFA actúa en consonancia con anteriores decisiones es probable que la sanción (bastante dura) se aplicará al futuro, porque el torneo 2024 concluyó con los ascensos y descensos concretados y sin dar vuelta atrás.

Hace dos años, las federaciones de Perú y Chile denunciaron ante la FIFA la alineación indebida por Ecuador del jugador Byron Castillo, nacido en Colombia. Eso le costó a la selección tres puntos menos en la reciente eliminatoria sudamericana. Luego de la detección de varias irregularidades, la FIFA optó por aplicar sanciones severas a los países que infringiesen las reglas de edad, pero el control siguió dependiendo de la documentación aportada por las federaciones.

El caso del jugador Montaño Moizán no es reciente, porque desde la década del 70 se habla de la edad Tahuichi, no solo para referirse a una institución, sino a las irregularidades en la habilitación de jugadores. El caso más concreto es el de los Juegos Olímpicos de la Juventud Singapur 2010, donde Bolivia obtuvo la medalla de oro y luego se comprobó la adulteración de edad de cinco jugadores de la Sub 15, al punto que se pidió públicamente devolver la medalla mal ganada.

En Ecuador, tras una serie de denuncias de adulteración se comprobó la existencia de 350 jugadores mal habilitados. La Federación de Fútbol de ese país decidió trabajar junto a Registro Civil para regularizar todos los casos irregulares. Algo así se podría hacer en nuestro país o dejar sin efecto aquella obligatoriedad de jugar con un futbolista Sub 20, porque ahora aparecerán las impugnaciones por todo lado.

Es mejor curarse en salud, antes que nos ocurra lo que pasó con México que en 1988 cuando alinearon cuatro jugadores sobre la edad reglamentaria en la clasificatoria al Mundial Juvenil de 1989, por lo que la Concacaf decidió sancionarlos con la descalificación directa.

Esta es la oportunidad de oro para curar este cáncer en el fútbol boliviano. “Si dejamos pasar esta oportunidad, estamos jodidos para toda la vida”, así reflexionó Edwin Guarayo, presidente de la Escuela de Fútbol Enrique Happ de Cochabamba, quien denunció en noviembre de 2009 que había más de 400 jugadores ‘juveniles’ en los diferentes clubes de todo el país, con la edad adulterada. Guarayo planteó entonces que de forma inmediata se realice una auditoría a las inscripciones a los registros de la Federación Boliviana de Fútbol.

Habría que apelar a la grandeza de los dirigentes de fútbol para que desaparezcan las ganancias particulares y se busque el bien colectivo. Es probable que sancionen de por vida al dirigente Cornejo, quien por el momento se cuelga del brazo del presidente Costa. Corresponde mirar adelante y si Aurora debe ser castigado con la pérdida de 30 o 40 puntos para el próximo torneo, no debería ser tomado como una sanción sino como un escarmiento necesario.

Se ha presentado una oportunidad de oro para el fútbol boliviano, de manera que se puede curar en salud de uno de los principales problemas que le aquejan por no ir al médico. Es inconcebible que alguien se bautice antes de nacer. Suena bien como chiste, pero esto dice mal de un país que padece de tantos males y ahora el fútbol le aporta con uno más.

Ernesto Murillo Estrada es filósofo y periodista.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.