n el dinámico panorama empresarial latinoamericano, la adaptación y la innovación se han convertido en pilares fundamentales para el éxito. El empresario argentino Andy Freire ha sido un firme defensor de la "imitación inteligente" como estrategia de crecimiento para la región. Según Freire, los emprendedores latinoamericanos tienen la oportunidad única de aprender de los modelos de desarrollo ya probados en países más avanzados, adaptándolos a las realidades locales y aprovechando el conocimiento y las herramientas disponibles para materializar sus visiones empresariales.
Sin embargo, el fenómeno de la globalización ha transformado significativamente este enfoque. Un claro ejemplo de esta evolución es la historia de Ultracasas, narrada por uno de sus fundadores, Carlos Jordán. Lo que comenzó como el primer portal inmobiliario en Bolivia, inspirado en el concepto desarrollado por Craigslist en los años 90, pronto se enfrentó a nuevos desafíos al expandirse internacionalmente.
Aunque Ultracasas logró un éxito rotundo en el mercado boliviano al introducir un modelo de negocio disruptivo, su incursión en el ámbito internacional reveló un escenario competitivo mucho más complejo. La empresa se encontró con numerosos competidores en toda América Latina que operaban en el mismo sector, lo que obligó a Ultracasas a replantear su estrategia.
Esta situación llevó a una profunda reflexión sobre cómo diferenciarse en un mercado saturado. El análisis reveló que el 80% de las transacciones inmobiliarias en la región se realizaban mediante créditos. Aprovechando esta información, Ultracasas dio un giro estratégico, enfocándose en facilitar el proceso de obtención de créditos como su principal ventaja competitiva.
Este pivote estratégico dio origen a Ultracréditos, la "fábrica de créditos digital". Esta nueva iniciativa evidencia capacidad de adaptación de la startup boliviana, ilustrando una observación atenta del mercado y la disposición para reinventarse con la finalidad de desarrollar un factor de innovación capaz de adecuarse a distintos mercados.
El ecosistema emprendedor latinoamericano está experimentando una transformación significativa. En la actualidad, las startups de la región enfrentan un desafío crucial: deben ser capaces de generar innovación que no solo abra nuevos mercados, sino que también sea adaptable a diversos países. Esta exigencia se ha convertido en un requisito indispensable para atraer inversión y asegurar el crecimiento sostenible.
El caso de Ultracasas es particularmente ilustrativo en este contexto. Su trayectoria pone de manifiesto las limitaciones que pueden surgir cuando una empresa adopta un modelo de negocio y lo adapta únicamente a las necesidades nacionales. Aunque esta estrategia puede resultar exitosa inicialmente, como lo demostró Ultracasas en Bolivia, se convierte en un obstáculo cuando la empresa aspira a expandirse internacionalmente.
Esta realidad subraya la importancia de distinguir entre una verdadera startup y una pyme tecnológica o "tech pyme". Una startup, por definición, debe tener la ambición y el potencial de conquistar mercados internacionales. Este enfoque de crecimiento exponencial es lo que atrae a los inversores de capital de riesgo, quienes buscan retornos significativos en plazos relativamente cortos.
Por otro lado, las empresas que se centran exclusivamente en el mercado nacional, aunque utilicen tecnología avanzada, se clasifican más apropiadamente como pymes o tech pymes. Estas empresas pueden ser exitosas y rentables, pero no encajan en el modelo de alto crecimiento y alto riesgo que caracteriza a las startups.
Es crucial que los emprendedores sean honestos consigo mismos y con sus potenciales inversores sobre la naturaleza y las ambiciones de sus empresas. Una tech pyme que se presenta erróneamente como una startup corre el riesgo de levantar capital bajo premisas falsas, sabiendo que no podrá cumplir con las expectativas de crecimiento acelerado y expansión internacional que buscan los fondos de Venture Capital.
Esta distinción no solo es importante para la integridad del ecosistema emprendedor, sino que también ayuda a alinear las expectativas de todos los actores involucrados. Los emprendedores deben ser conscientes de que el título de "startup" conlleva responsabilidades y expectativas específicas, incluyendo la capacidad de innovar de manera que permita la expansión más allá de las fronteras nacionales.
En conclusión, el panorama actual exige a las startups latinoamericanas pensar globalmente desde el inicio. La innovación debe ser lo suficientemente robusta y flexible como para adaptarse a diversos mercados internacionales. Solo así podrán atraer el interés de inversores de alto riesgo y posicionarse para un crecimiento exponencial. Esta nueva realidad está redefiniendo el concepto de startup en América Latina y estableciendo un nuevo estándar para el éxito empresarial en la región.
Marcelo Camacho Herrera es experto en startups y emprendimiento.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.