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odos están preparando algún regalo para Bolivia en su Bicentenario. Las alcaldías y las gobernaciones se encuentran planeando diferentes proyectos y obras públicas (hospitales, escuelas, caminos, represas, etc.), en beneficio de la población de sus jurisdicciones. Estos proyectos constituyen en general “necesidades importantes” que podrán contribuir a la mejoría de las condiciones económicas y sociales de las poblaciones. El Gobierno igualmente, en el marco del Modelo Económico Social Comunitario y Productivo (MESCP) del presidente Luis Arce, prepara la creación y desarrollo de proyectos y empresas estatales con el aditamento reciente de la sustitución de importaciones”. Veremos luego cual es la relación entre estos proyectos y las universidades.

Y las universidades bolivianas ¿tienen en preparación algún regalo para sus estudiantes y para el país? Se debe tener en cuenta que las universidades de cualquier país del mundo son las instituciones que forman a sus estudiantes, es decir, al “capital humano” de sus sociedades, ese capital que constituye el motor y la base del desarrollo de las instituciones públicas y privadas, así como de la economía y de la sociedad en conjunto.

Desde hace muchas décadas, lamentablemente, las universidades bolivianas se han caracterizado por mantener un nivel que no cambia en cuanto a la elevación de la calidad de sus estudiantes y profesionales. Nunca se escucha o lee que tal o cual profesional boliviano formado en sus universidades se destaque en algunos ámbitos internacionales científicos, tecnológicos, literarios u otros. Tampoco se escucha que algunas universidades bolivianas individualmente se destaquen internacionalmente por la calidad de su enseñanza. Tampoco hemos oído que la prosperidad de la sociedad se desarrolle gracias al dinamismo de sus empresarios y profesionales formados en buenas universidades nacionales.

Cada año se publican importantes rankings internacionales de evaluación de las universidades —Times Higher Education, Cambridge, Shanghai, OCDE, etc.— que estudian minuciosamente el avance académico y científico de las universidades de distintos países del mundo. Las universidades más prestigiosas de los países altamente desarrollados como Estados Unidos, Inglaterra, Japón, India y de Europa occidental figuran en los primeros lugares de esos rankings. Las autoridades tanto nacionales como académicas de los países prestan gran atención a los resultados de esas evaluaciones porque les indican las relaciones existentes entre el ámbito universitario y el dinamismo de los sectores económicos, sociales e institucionales. En esos países no existe un corte entre las universidades y el dinamismo del mundo real circundante.

Algunas universidades de algunos países vecinos de Bolivia logran aparecer de manera destacada en estas evaluaciones anuales. Este es el caso de las universidades de Sao Paulo y Campinhas en Brasil, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la universidad de Buenos Aires en Argentina, de la Universidad Católica de Chile y de otros. Las facultades de estas universidades se destacan internacionalmente por sus investigaciones en el ámbito de las diferentes ciencias, de la tecnología, de la medicina, de la biología, de las ciencias sociales y otras. Lo que se observa en estas universidades es que no existe un corte abrupto entre las actividades de estas universidades y los sectores de la sociedad y de la economía. Existe más bien una permanente y fuerte interacción.

Los rankings prestan en sus evaluaciones mucha importancia a algunas estructuras académicas de organización de las universidades. Es imprescindible para ellas que los docentes de los diversos ciclos de enseñanza (licenciatura, maestría y doctorado) tengan el nivel de doctorado. Esto significa que estos docentes doctores han elaborado tesis de investigación después de sus maestrías y han generado un conocimiento nuevo -no existente- al tema estudiado. Estos docentes-doctores cuando practican sus cursos exponen a los estudiantes de los diversos ciclos académicos los conocimientos nuevos que han generado con la elaboración de sus tesis.

En estos casos no puede producirse lo que se practica corrientemente en las universidades de Bolivia (en las universidades públicas, privadas, católicas y … militares), es decir la compra y venta de los documentos de tesis elaboradas por otros investigadores. Existe desde hace varios años en el país una actividad de verdadero tráfico de compra-venta de documentos de tesis (medicina, ingeniería, economía, arquitectura, ciencias sociales, derecho, etc.). Esta actividad lucrativa puede significar ganancias de hasta 5 mil dólares mensuales para los vendedores de tesis. Cada documento de tesis puede costar entre 500 a mil dólares, o más y ser vendido a varios estudiantes a la vez. Existen vendedores de tesis conocidos que pegan sus anuncios públicos en las paredes de las vecindades de las universidades con sus direcciones completas.

Por otra parte, es importante para las evaluaciones que una parte importante de los docentes de los diferentes ciclos sean titulados de otras universidades e incluso originarios de otros países. El objetivo de esta disposición es evitar la “endogamia” en las universidades y facultades lo que favorece el anquilosamiento o envejecimiento de los conocimientos. Con una parte de los docentes titulados en otras universidades y con docentes extranjeros se promueve que los estudiantes -así como los mismos docentes antiguos- tengan acceso a nuevos saberes, a practicar una mayor capacidad de análisis crítico de los diferentes temas de estudio.

Actualmente en las universidades y facultades bolivianas, la mayor parte de los docentes nunca cambian ni renuevan sus conocimientos y repiten sus enseñanzas durante años y décadas, nadie les pide que renueven sus conocimientos. En nombre de la “libertad de cátedra” que estipulan las normas universitarias bolivianas, se condena a los estudiantes a la ignorancia.

Ante este situación, los empresarios bolivianos y extranjeros en el país se encuentran bloqueados, no pueden avizorar la innovación tecnológica y empresarial. Si desean mejorar sus índices y la calidad de su producción y si tienen los recursos, tendrán que contratar profesionales y técnicos extranjeros. Es también importante para los rankings de evaluación que las universidades establezcan canales nacionales e internacionales para que los estudiantes e investigadores puedan acceder a encuentros académicos periódicos, así como a publicaciones y revistas para exponer sus investigaciones y nuevos saberes generados. Sin estos espacios ampliamente abiertos no existen los canales e incentivos para que los estudiantes, docentes e investigadores puedan exponer ante sus pares de otras universidades nacionales y extranjeras los nuevos conocimientos generados.

En este panorama institucional bloqueado, es difícil pensar que las universidades bolivianas puedan ofrecer a sus estudiantes y a la sociedad boliviana un “regalo estructural efectivo” en el bicentenario. Un verdadero regalo debería dirigirse a mejorar sustancialmente el nivel académico de sus estudiantes y docentes. Como no es posible lograrlo en las condiciones actuales, se optará probablemente por algunas celebraciones y actos folclóricos espectaculares. Las estructuras universitarias no permiten ir más allá.

Ahora viene el interrogante para determinar si los proyectos que preparan las instituciones públicas y privadas, incluyendo al Estado central, son adecuados como “regalos para la población” en el contexto del Bicentenario de Bolivia.

Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.