
l presidente Luis Arce manifiesta generalmente su orgullo por haber formulado el Modelo de Desarrollo Económico Social Comunitario y Productivo (MDESCP) y aplicado al país desde el año 2006, cuando el MAS ganó las elecciones presidenciales y comenzó el gobierno de Evo Morales. Desde entonces, las diferentes instituciones del Estado (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, etc.) y los gobiernos departamentales y municipales lo implementan en los distintos sectores económicos, productivos y sociales. El modelo, elevado a la categoría de ley, ha sido implementado en el país desde hace cerca de 20 años, pero no ha dado frutos en beneficio de la población y del país.
El MDESCP, formulado por el presidente Luis Arce, en ese tiempo ministro de Economía y Finanzas Públicas, explica lo que es un modelo económico: “… es el que define cómo se generan y se distribuyen los excedentes económicos. Una sociedad es sostenible en el tiempo cuando la generación de excedentes se dirige a la satisfacción de necesidades actuales y futuras …” (Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, 2013).
El presidente advierte que “No es la pretensión… ingresar directamente al cambio del modo de producción capitalista, sino sentar las bases para la transición hacia el modo de producción socialista”. Es decir, que durante estos años se han ido sentando las bases para implantar el socialismo en el país. Desde el año 2006, Bolivia se encontraría entonces en un “período intermedio preparando las condiciones para una sociedad socialista”.
El presidente explica en qué consiste el MDESCP y cómo funciona. Él considera que el modelo “identifica dos pilares: 1) el sector estratégico, que genera excedentes, y 2) el sector generador de ingresos y empleo”. El sector estratégico “generador de excedentes” estaría conformado por los sectores de hidrocarburos, minería, electricidad y recursos ambientales, mientras que el “generador de ingresos y empleo” lo constituiría la industria manufacturera y la artesanía, el sector agropecuario, la vivienda, el comercio, el transporte y los servicios.
El modelo funcionaría transfiriendo los excedentes del primer pilar al segundo pilar, desde las actividades de hidrocarburos, minería y electricidad hasta la industria manufacturera, el sector agropecuario, el turismo y la vivienda.
Se trata, en realidad, de una visión mecanicista y estática, sin temporalidad, donde el “sector dinámico” estaría constituido por los recursos naturales y el “pasivo” por la industria y el sector agropecuario. Sin embargo, en el mundo desarrollado la economía se mueve al revés, en diferentes direcciones de manera multidimensional. En el mundo real, el sector más dinámico y generador de riquezas, capitales e innovación tecnológica lo conforman las actividades industriales y agropecuarias, mientras que las actividades de recursos naturales vienen por detrás; son arrastradas y empujadas por los sectores industriales y agropecuarios.
Este es el caso, por ejemplo, de Brasil, Argentina y Paraguay, grandes productores y exportadores de bienes agropecuarios cuyos ingresos contribuyen al empleo y a la prosperidad de sus poblaciones, así como a la industria manufacturera.
En el caso de Chile y Perú, la situación es diferente; estos se caracterizan por ser productores y exportadores de minerales, principalmente cobre, así como de productos del mar y otros. Las exportaciones de cobre contribuyen al desarrollo de la industria manufacturera y al sector agropecuario, ambos esencialmente privados, así como a sus exportaciones e importaciones. Con estas actividades, no es el Estado el beneficiado, sino el sector privado, que multiplica y dinamiza la economía con nuevas inversiones generadoras de empleos.
Con la llegada del MAS a la presidencia y la proclamación de que el nuevo modelo MDESCP era el modelo “oficial” de desarrollo, nada cambió en realidad en el país. Las exportaciones de gas a los países vecinos continuaron como antes gracias a la actividad de las empresas petroleras extranjeras y a los ductos al exterior construidos por gobiernos anteriores. El MAS se apropió de la imagen de “Bolivia productora de gas” y se benefició con los ingresos generados por las exportaciones a Brasil y Argentina.
Los ingresos por concepto de las exportaciones de gas fluían enormemente, irrigando a las instituciones del Estado y a los departamentos. El prestigio del país y de las autoridades creció en el mundo. Los aliados del MAS en el exterior crearon el concepto de “evonomics” para evocar la idea de que el gobierno revolucionario de Bolivia era eficiente en el manejo de la economía. El ministro de Economía y Finanzas Públicas era invitado a numerosos foros mundiales para dar conferencias sobre cómo funcionaba el exitoso modelo de desarrollo del gobierno revolucionario.
Todo esto comenzó a cambiar, sin embargo, desde el año 2015, cuando la producción y las exportaciones declinaron fuertemente. Las autoridades se dieron cuenta tarde de que, desde hace varios años, habían olvidado financiar nuevas exploraciones para descubrir y explotar nuevos pozos. No tomaron en cuenta que la empresa estatal de hidrocarburos era técnicamente incapaz de realizar exploraciones por sí sola.
La “evonomics” era, en realidad, una ilusión; el modelo de desarrollo MDESCP fue incapaz de contribuir al desarrollo económico de Bolivia.
Desde hace más de dos décadas, el sector agropecuario y agroindustrial de Santa Cruz es el que más contribuye a la producción de alimentos para la población (85%) y a las exportaciones. Es el sector productivo que más aporta a las exportaciones, a las reservas internacionales y a la entrada de dólares del exterior.
El fracaso del modelo MDESCP se traduce, entre otros factores, en la escasez de combustibles en el mercado debido a la caída de la producción de hidrocarburos, lo que obliga a Bolivia a importarlos. Esto afecta las actividades productivas y comerciales y al sector del autotransporte, es decir, a toda la dinámica productiva interna. Pareciera que el modelo MDESCP hubiera sido diseñado para quebrar la economía nacional.
El gobierno bloquea el desarrollo del sector privado e impulsa la creación de empresas estatales, siguiendo el guion del “período de transición al socialismo” implementado en Venezuela y Cuba. Su objetivo real es establecer en el país el socialismo del siglo XXI.
Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.