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olivia se encuentra en una encrucijada de tres escenarios llenos de incertidumbre. La historia de Bolivia de las décadas pasadas conoció también este tipo de incertidumbres, pero pocas veces como la actual por el carácter de algunos de sus personajes y por sus ligaduras internacionales. Con el MAS Bolivia vive desde hace varios años con un pie en el llamado socialismo del siglo XXI y su extensión se presenta como posibilidad inminente. La pobreza actual y la crisis económica son algunas expresiones de ese socialismo.

El primer escenario se caracteriza por la lucha sañuda entre los líderes políticos del partido de gobierno. Desde hace más de dos años, el partido se encuentra dividido en dos facciones visiblemente irreconciliables con sus cúpulas en conflicto abierto con la pretensión no solo de tomar las riendas del partido, sino también del Estado y del país. Una de las cúpulas está dirigida por Luis Arce, exministro de economía de Evo morales y actual presidente del Estado desde hace más de tres años, y la otra por Evo Morales, expresidente entre los años 2006 y 2019, es decir durante tres períodos presidenciales consecutivos pese a la interdicción constitucional de la reelección.

La facción de Luis Arce se encuentra reconocida oficialmente por una especie de organización internacional del socialismo del siglo XXI, constituida por Rusia, China, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Es por esta razón que Bolivia —junto con los países mencionados— reconoció de inmediato al dictador de Venezuela Nicolás Maduro como ganador de las elecciones en julio pasado.

Estos países no reconocen oficialmente a Evo Morales, como representante del MAS en Bolivia, por lo que éste se encuentra en conflicto abierto contra Luis Arce en su ambición por el reconocimiento internacional. La lucha de Morales se manifiesta en bloqueos de caminos durante varios días con el consiguiente perjuicio para la población, por las amenazas de cerco a las ciudades para cortar alimentos, así como por permanentes críticas a la gestión presidencial y a sus ministros.

Hasta hace algún tiempo, líderes políticos y representantes de otros países latinoamericanos —como el “grupo de Puebla” influenciado por Andrés Manuel López Obrador presidente de México— trataron de interceder en la pugna, pero no lograron la reconciliación. El fracaso de las sucesivas iniciativas nacionales e internacionales de mediación revela que el abismo entre los líderes es profundo y que el acercamiento probablemente no se logre.

Entre los últimos episodios de la pugna se encuentra el proyecto de extraditar en las próximas semanas a Estados Unidos al coronel Maximiliano Dávila, exalto funcionario en la presidencia de Evo Morales, encargado de los asuntos de la lucha antidrogas en Bolivia. Esto constituye una amenaza directa contra el expresidente.

Pese a que el MAS se encuentra en el poder desde el 2006, hace 18 años, podría pensarse que constituye actualmente un partido institucionalizado, sólido, y que sus dirigentes y militantes respetan sus normas y principios, y las leyes del país. Sin embargo, esto no es asì y nunca lo fue en los años de su permanencia en el poder estatal. Existen muchos quiebres y debilidades en el interior de ambas fracciones.

El segundo escenario de incertidumbre es el modelo económico social comunitario y productivo (MESCP) formulado inicialmente por Luis Arce como ministro de Economía y vigente desde 2007. El modelo se encuentra asentado en dos pilares estructurales y en un proyecto derivado principal. El primero, en la propiedad estatal de los recursos naturales —hidrocarburos y minerales—, y el segundo en la creación masiva de empresas estatales manufactureras y agropecuarias.

El proyecto derivado principal consiste en el freno a las empresas privadas urbanas y rurales del país. El objetivo a largo plazo de Luis Arce, coincidente con su aspiración socialista, era que la economía debía avanzar con los sectores estatales de recursos naturales y con las empresas urbanas y rurales dependientes del Estado.

El modelo comenzó a presentar fallas y debilidades desde mediados de la década pasada, con la declinación de la producción de gas que era hasta principios de los años 2000 importante productor y exportador a Argentina y Brasil. Por otra parte, los distintos rubros del sector minero no lograron la reactivación esperada y la producción estatal del litio del Salar de Uyuni, nunca pudo despegar pese a la gran demanda internacional. El proyecto del litio recibió importantes inversiones durante los varios años de las gestiones de Evo Morales y de Luis Arce, pero los resultados fueron nulos. Con pocos recursos y en poco tiempo Argentina y Chile tuvieron grandes éxitos en la exportaciòn de sus pequeños yacimientos de litio.

Las debilidades del modelo MESCP continuaron y se ampliaron desde el inicio de la gestión de Luis de Luis Arce con déficits públicos sucesivos, con el incremento de la deuda externa y con la baja de la producción y exportaciones de hidrocarburos. Paralelamente se registró la caída e incluso la casi desaparición de la inversión extranjera directa en los diferentes sectores productivos y de servicios. Desde hace algunos años los productores y la población sufren por la escasès de dólares para las transacciones comerciales corrientes y con el exterior, así como por la falta de combustibles para el transporte urbano y rural. Las pugnas internas del MAS en la Asamblea Legislativa también repercuten en las falta de acceso a los créditos internacionales de financiamiento. La crisis económica actual que sufre la población del campo y de las ciudades debido es una de las peores de su historia.

El tercer escenario de la encrucijada está constituido por la debilidad de los partidos políticos democráticos con representación parlamentaria frente al MAS. Pese a que este último se encuentra dividido en dos facciones en el hemiciclo y en las diferentes regiones del país, los partidos democráticos no logran sobreponerse y aumentar su influencia nacional. Los debates parlamentarios incluso cuando se trata de temas políticos de importancia siguen constituyendo pruebas difíciles para los partidos democráticos. La debilidad de estos partidos es una constante en los 18 años en que el MAS se encuentra en el poder.

Una de las debilidades principales de los partidos democráticos con presencia en la Asamblea parlamentaria es su escasa implantación en las diferentes ciudades del país, en la clase media urbana, la mayoría de la población. Solo en el caso de la ciudad y del departamento de Santa Cruz se observa la fuerte presencia de un partido político, pero no tiene arraigo nacional en otros departamentos. La presencia de los partidos democráticos en los sectores rurales y campesinos de los otros departamentos es casi nula. Esto es aprovechado por las dos facciones del MAS para imponer su organización y las movilizaciones campesinas.

Los partidos políticos democráticos más grandes comienzan a tener discusiones entre ellos en la perspectiva sobre todo de las elecciones presidenciales de 2025. Aunque hay pocos trascendidos, se considera que los análisis y discusiones entre los partidos democráticos no son de profundidad. A medida que avance el tiempo en la perspectiva de las próximas elecciones presidenciales tal vez se abran algunos caparazones de las tortugas partidarias en vistas de la unificación.

La población informada de Bolivia sigue con atención los sucesos políticos en otros países de América Latina como Venezuela, Argentina y otros. Observa como las experiencias de unificación de las fuerzas democráticas lograron modificar el rumbo de poderosas tendencias autoritarias.

Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.