a situación económica y política se vienen agravando con sus consecuentes efectos en el campo social y, si no se toman las medidas adecuadas y necesarias, la estabilidad y convivencia pacíficas se verán seriamente comprometidas en un mediano plazo.
La situación económica se encuentra en franco deterioro. Todos los indicadores y datos que se han venido señalando con mucha insistencia (déficit fiscal, agotamiento de las reservas, aumento del costo de vida, etc.) exigen que se tomen las medidas necesarias para resolver la situación, pero vemos que el régimen actual se resiste a asumir sus responsabilidades y viene aplicando algunos paliativos a los temas más urgentes (pretendiendo curar el cáncer con aspirinas) y no se atreve, ni se va a atrever, a resolver este trance porque sabe que ello significa reconocer que su modelo ha fracasado.
Por tanto, va a seguir dando largas a todo, intentando llegar, lo menos desportillado posible a las elecciones del próximo año (si éstas se realizan). Frente a todo ello y sin quitar la importancia del tema económico, particularmente para los sectores populares, la solución de la crisis económica pasa por soluciones políticas. En otras palabras, para resolver la crisis económica que nos agobia y que el Gobierno no la va a encarar, debemos encarar la crisis política, cambiando de gobierno, para liberar el camino que permita tomar las medidas económicas necesarias y oportunas.
En esta perspectiva, en el campo político se viven muchos problemas entreverados que hay que atenderlos:
1. Por una parte, están las elecciones judiciales, necesarias para resolver el problema de la institucionalidad jurídica, pero que el gobierno viene poniendo obstáculos e impidiendo su realización desde el año pasado, porque sabe que las elecciones judiciales expulsarán, sin atenuantes, a los exmagistrados autoprorrogados. Esos señores, son personas que están usurpando funciones y sus actos son nulos de pleno derecho, pero al gobierno no le interesa ese “detalle” y les da la autoridad necesaria para que sigan destruyendo la institucionalidad del país en la perspectiva posible de direccionar u obstaculizar las elecciones presidenciales con “sentencias constitucionales” truchas que excluyan candidatos, que anulen ciertos resultados o, si la tendencia es de derrota del arcismo, suspender las elecciones nacionales y generar un gobierno de facto. Ante esta perspectiva, es importante presionar por la realización de las elecciones judiciales y exigir al gobierno y al Tribunal Supremo Electoral, las garantías necesarias para llevar adelante unas elecciones nacionales limpias y confiables. Las demandas políticas del momento deben ser: Sacar a los exmagistrados autoprorrogados; elecciones judiciales ¡ya! y, garantías para la correcta realización de las elecciones nacionales del próximo año.
2. La lucha política, en este momento, pasa por la resolución de este entuerto judicial y la acción de la sociedad debería estar alineada en este sentido y evitar la distracción con compañas electorales prematuras que tendrán poco sentido si no se llegan a las elecciones o si se va en condiciones antidemocráticas.
3. En política se pueden articular varias acciones paralelas, por lo que en la perspectiva de las elecciones nacionales debería exigirse al Tribunal Supremo Electoral (TSE) y al Parlamento varias medidas que garanticen la realización de elecciones nacionales limpias. Para ello, la próxima reunión del TSE con las organizaciones políticas debiera abordar los temas referidos al nuevo padrón electoral y TREP; el rediseño de los escaños y las circunscripciones de acuerdo a los resultados del censo nacional; la modificación del calendario electoral y la anulación de las elecciones primarias cerradas.
4. En este proceso, un dato importante para el campo de la oposición democrática es la realización de las elecciones primarias abiertas, simultáneas, obligatorias y competitivas. Si genuinamente se desea generar una tendencia unitaria de la oposición se debería exigir la realización de dichas elecciones primarias abiertas y no buscar imponer un “flautista de Hamelin” que, con su música única, guie y libere al pueblo de la autocracia masista.
Si se llevan a cabo unas elecciones primarias con esas características quedaría resuelto un problema, el de la tendencia unitaria de la oposición democrática, pero si ese no fuera el caso, la conformación de “la unidad posible” se hace necesaria. Esta forma de unidad sugiere que aquellas organizaciones más afines se unan con base a una propuesta común y propongan una candidatura al país.
Frente a todo lo anterior, el desafío mayor, por el momento, es superar la dispersión de las demandas y las acciones. Es necesario unificar las demandas del movimiento ciudadano con los problemas políticos señalados y desarrollar una acción conjunta que permita resolver los problemas políticos para poder resolver, efectivamente, los problemas económicos. No hay que olvidar que este punteo es orientador y puede ser desordenado en razón a que la política es contingente por lo que se hace necesario hacer un estrecho seguimiento a lo que vaya a suceder en el futuro próximo.
Édgar Cadima Garzón es matemático y educador.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.