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e siente que la unidad de la oposición se viene configurando. No es la unidad ideal (no sé si eso existe), pero es “la unidad posible” para las actuales circunstancias. Esa unidad (que lo sugerí en un artículo en julio del año pasado) va tomando forma por la voluntad de cuatro organizaciones y sus dirigentes de avanzar, en un proceso unitario, para las próximas elecciones nacionales y otras posteriores.

Lo sucedido es un inicio, de cara a la gente, de lo que, desde hace meses, se venía trabajando de forma reservada. Vale la pena recordar que ya en abril hubo una reunión, en ocasión de un seminario internacional, en Washington, en el que se intercambiaron criterios al respecto y, así, en otras circunstancias posteriores.

La unidad posible que se viene concretando ha removido, en parte, el tablero político. Parece que los más afectados son Cuéllar que se queda sin piso ni discurso político por su adhesión, marginal, en el frente neoliberal y sus anteriores críticas a los líderes que firmaron la unidad posible; y los Demócratas (Costas) que en el lanzamiento de la candidatura de Tuto parecían estar asistiendo más por curiosidad que por apoyo a esa tendencia. Lo que queda claro es que el FRI se desubicó pretendiendo apostar al mejor postor (llegando a negociar incluso con Manfred) mostrando una clara hilacha de deslealtad. En cuanto a los otros grupos o “taxipartidos” posiblemente sigan en su intensión de diferenciarse, pero sus posibilidades parecen escasas.

Un aspecto a tener en cuenta es el lanzamiento de la candidatura de Tuto día antes a la presentación de “la unidad posible”. Si bien pudo haber jugado el rol de espoleta, para apresurar el anuncio del acuerdo, queda la sensación que está intentando montar a dos caballos y va a intentar forzar su juego para imponer su candidatura, lo que podría generar ciertas incomodidades en el resto. Este factor hace que la unidad sea todavía frágil (pareciera pegado con salivita), falta aún que haga carne amalgamada en un interés de conjunto y espíritu de cuerpo. La política es contingente y habrá que estar atentos a este proceso.

Resta ahora elaborar una propuesta programática cuyos elementos centrales parecen coincidentes. La Fundación Jubileo ha publicado, desde la sociedad civil, 16 temas claves a ser incluidos en las propuestas para las elecciones generales y, más allá de todas las coincidencias (déficit fiscal, tipo de cambio, extractivismo, pobreza, desigualdad, medio ambiente, institucionalidad empleo, autonomías, etc.), destaca la necesidad de un proceso de “reconciliación que priorice el interés nacional por sobre las divisiones ideológicas”, que permita superar la polarización política y la crisis de los partidos que dificultan el consenso nacional; en este sentido se deberá trabajar con la política del diálogo, los acuerdos y consensos que permita el reencuentro de los bolivianos. Las posiciones polarizantes podrán distraer mucho, pero sus posibilidades electorales no parecen tener eco.

Lo que sigue será un proceso de consolidación de la unidad que no solo pasa por la definición de la candidatura, sino por la definición de las reglas de juego interno para definir candidaturas, estrategias políticas y electorales, organización, campaña, recursos, etc, y lo avanzado hasta ahora con la unidad posible es un inicio, los desafíos están presentes y la responsabilidad es muy grande tanto para la dirigencia de las organizaciones políticas comprometidas como para la ciudadanía.

Edgar Cadima Garzón es matemático y educador.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.