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e tenido conocimiento de la Nota Técnica No 1 IDB-TB-02708 “Estado de la educación en América Latina y el Caribe 2023” publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo. División de Educación; documento que compara la situación de la educación en los diferentes países del mundo y, allí, nuestro país es casi inexistente, salvo algún aspecto puntual. Y, claro, cómo va a estar presente en un documento comparativo de esa naturaleza, si las autoridades educativas, por una idea mal entendida de soberanía, limitan la información y evitan actividades que permitan reflejar la real situación de la educación de nuestro país

El citado documento contiene cuatro secciones y en dos de ellas presenta comparaciones interesantes. La primera de forma global, con base de datos agregados, compara la educación de América Latina con la de los otros países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), particularmente referidos a “recursos financieros, cobertura y eficiencia y aprendizajes” y, claro, las diferencias son muy grandes. De manera puntal, “en cuanto a cobertura y eficiencia, el resultado del análisis nos muestra que, en promedio, la población de la región tiene dos años menos de escolaridad que la de los países de la OCDE”… “los desafíos más fuertes aparecen a nivel de los aprendizajes: más de la mitad de los jóvenes de 15 años de América Latina no alcanza el nivel mínimo de competencias en lectura y ciencia, el doble que lo reportado para los países de OECD. En matemáticas, 3 de cada 4 estudiantes de la región no alcanza el nivel mínimo de competencias, mientras que para el promedio de la OCDE este valor se reduce a 3 de cada 10”. La otra parte hace un análisis comparativo entre países de América Latina, y “en cuanto a los aprendizajes, para el sexto grado de primaria, el 82% no alcanza el mínimo desempeño en matemática, el 79% no llega al mínimo en ciencia y el 69% no lo logra en lectura (ERCE, 2019). Más aún, la comparación de datos entre 2013 y 2019 indica que los aprendizajes en la región se han estancado y, en algunos casos, reducido”. Ahora bien, si esa es la situación en América Latina ya podemos imaginar el nivel desastroso en el que se encuentra la educación boliviana.

El documento, en sus conclusiones señala, de forma resumida, los siguientes aspectos:

- Cobertura educativa: Aunque la mayoría de los países de la región ha logrado la cobertura universal en la educación primaria, el acceso a la educación secundaria y terciaria sigue siendo un desafío significativo. Existen enormes brechas de acceso según el nivel de ingresos (económicos). Las brechas de género se observan en el acceso a la educación secundaria y terciaria.

- Eficiencia educativa: La tasa de conclusión de la educación primaria es casi universal en la mayoría de los países, mientras la tasa de conclusión de secundaria es una materia pendiente. Un alto porcentaje de jóvenes en la región no asiste a ningún nivel de educación y no ha culminado la secundaria. Se constatan también brechas sustantivas por el nivel de ingresos (económicos) en todos los países.

- Aprendizajes: Según ERCE 2019 y PISA 2022, un alto porcentaje de estudiantes en América Latina y el Caribe no alcanza el nivel mínimo de competencias en lectura, matemáticas y ciencias en primaria y secundaria. Las brechas de género en el rendimiento académico varían en los diferentes países… Las brechas en el desempeño académico reflejan desigualdades significativas en la calidad educativa, con los estudiantes de bajos ingresos (económicos) en gran desventaja en todos los países.

- Recursos físicos: La pandemia COVID-19 obligó a destinar más recursos para adaptar la educación a modalidades virtuales e híbridas, así como a garantizar la seguridad sanitaria... En promedio, los países de América Latina y el Caribe destinan el 62,1% de su gasto público sectorial en docentes, superando a la OCDE. Mientras Bolivia, Belice, Costa Rica y Barbados destinan una mayor proporción de su PIB al gasto público en educación; Venezuela, Haití, Guatemala y Paraguay asignan menos presupuesto.

- Recursos físicos: La calidad de la infraestructura educativa en América Latina y el Caribe es limitada, y en base a datos de ERCE un alto porcentaje de directores mencionan la falta de servicios básicos en algunas escuelas. El acceso a tecnología en las escuelas es un desafío, con variaciones significativas entre países y áreas urbanas y rurales.

- Docentes: La cantidad de estudiantes por docente es clave en la calidad educativa, y la escasez de docentes es más pronunciada en el nivel preprimario (inicial). La formación y calidad de los docentes es un desafío, y la distribución de docentes es ineficiente e inequitativa, con una concentración en áreas urbanas y (la) falta de incentivos para trabajar en zonas desfavorecidas.

Así, del contenido y las conclusiones del documento se puede derivar que:

  • No es suficiente tener plena matrícula en primaria; también hay que diseñar políticas para evitar el abandono en secundaria.

  • No basta con ir a la escuela, es necesario además que aprendan bien, lo necesario y lo pertinente.

  • Está bien tener un buen presupuesto, pero hay que mostrar eficiencia en su gasto.

  • Es urgente establecer políticas que permitan superar las diferentes brechas educativas.

Édgar Cadima Garzón es matemático y educador.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.