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n amigo me llamó para consultar mi opinión en relación a si postulaba o no para ser vocal electoral. Le pregunté si había leído la convocatoria. Luego le comenté que se había promulgado el jueves pasado la ley de la convocatoria para elegir vocales del Tribunal Supremo Electoral, así como de los tribunales departamentales. En total, más de medio centenar de electos que tendrán pega asegurada por seis años.

¿Qué se requiere? Ser mayor de 30 años, libreta de servicio militar, solvencia fiscal, REJAP, certificado de no violencia del CENVI, estar en el padrón, certificado de idioma oficial del país además del castellano y una declaración jurada (incompatibilidad y no haber sido tribunal electoral antes). Se requiere título profesional y cinco años de experiencia, no tener relaciones de parentesco (con el presi, el vice, magistrados del TSJ- TCP-Agroambiental y Consejo Magistratura, ni gobernadores ni dirigentes nacionales), no ser de ninguna logia ni asociación cooperativa o empresarial, entre otros. Presentarse, como no podía ser de otra manera, con fotocopia de carnet y carta.

Luego le dije, si el padrón son 7,9 millones de habitantes y eliminamos primero a los que no cumplen requisitos, luego con mayor dificultad de identificar eliminamos a logieros, cooperativistas y empresarios. En el paso siguiente —el más difícil— tendríamos que cuantificar profesionales con 5 años de experiencia. Si cada año se titulan en promedio 41 mil profesionales y la inserción laboral es menor al 20%, entonces en 5 años se habrían titulado 200 mil de los cuales 40 mil tendrían trabajo; entonces en los últimos 20 años más o menos 1millón cumplirían.

Entonces le dije, digamos que fuera 1 millón de postulantes para 52 cargos, ese no sería el principal problema. ¿Cuál sería el problema, me dijo? Lo principal es si tienes aval —léase bendición— política. Me explico, la formación profesional y la experiencia son 60 puntos, calificada por los políticos de la Comisiones de la Asamblea, y los 40 puntos restantes le corresponden al pleno de la Asamblea Legislativa, otra vez políticos. Entonces, la clave es si tienes aval-bendición política.

¿Las organizaciones políticas, los asambleístas te generan confianza?, ¿tú crees que cambien? ¿Qué esta elección sea distinta, que la política sea diferente? Yo no creo, lamentablemente es más de lo mismo nomás. Así que yo prefiero no ser vocal y me quedo como consonante.

Dino Palacios es ciudadano.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.