
recuentemente nos enfrentamos a situaciones que reconocemos como ya vividas. Esa sensación se conoce como déjà vu, un fenómeno psicológico que consiste en experimentar algo por primera vez y, al mismo tiempo, sentir que ya lo hemos vivido o presenciado exactamente antes. Una ilusión de la memoria, dicen.
Sin embargo, nada es realmente igual a lo ya vivido. Cada evento tiene sus particularidades, novedades y matices. Lo contrario sería un viaje en el tiempo, y creo que es mejor no entrar en el debate sobre la dirección del giro del reloj.
En el cine llaman remake a una reescritura autorizada; reloaded cuando se trata de una secuela o edición especial con algún aditamento o bonus. Lo que no pertenece al ámbito narrativo, sino que es un objeto físico usado y restaurado, se denomina refurbished. Si algo es re-edited (reedición), implica una revisión ligera o la incorporación de actualizaciones factuales, pero no equivale a una simple reimpresión.
Términos como reapropiación, restauración o resignificación se emplean para dar a entender la idea de “nuevos tiempos”, que en realidad no lo son tanto. Nada es completamente nuevo ni original; como dice la sentencia bíblica: “No hay nada nuevo bajo el sol”.
Para explicar los cambios, solemos recurrir a la noción de ciclos —largos o cortos—, y pareciera que, tanto a nivel individual como colectivo, el devenir de estos procesos es inevitable. En Bolivia, esos ciclos suelen durar unos veinte años, y con ellos reaparecen nuestros propios remakes.
Estas nuevas versiones pueden ser fieles al guion y al estilo original, o bien actualizarse: conservar la trama, pero modernizar el contexto y los temas. Existen también los remakes con giro, donde cambia la perspectiva o el tono. Y, finalmente, están los encubiertos: aquellos que no se anuncian como nuevas versiones, pero copian estructura, tono y temas.
(Disculpen tanta palabra en inglés, pero es para ponerse a tono).
En 1993 Bolivia clasificó al Mundial de 1994; en 2026, ojalá lo logre de nuevo. Todos lo soñamos así. Claro que no será lo mismo: ahora hay un repechaje de por medio. Hace 31 años teníamos un Paz en la presidencia; hoy, también. Antes se decía “Bolivia, país de ganadores”; hoy, “Patria, patria, patria”.
El fénix renace de las cenizas; en nuestro caso, parece gallo.
Dino Palacios es ciudadano.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.
