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ste tema despierta interés y pasiones en algunos países, pero visiblemente ningún interés en los países realmente interesados como Bolivia.

La FAO, la organización de las Naciones Unidas que se ocupa de la agricultura y la alimentación en el mundo, estableció al 30 de mayo de cada año como el “Día Internacional de la Papa”. El gobierno del Perú, por su parte, en su Declaración Suprema 009 del año 2005 declaró a la papa como “producto 100 por ciento peruano” y afirmó que el “origen de la papa es la civilización Inca”. En el Perú cada año se celebran actos académicos, científicos, educativos y publicaciones que resaltan la importancia de este tubérculo para la alimentación del mundo.

En Bolivia aparentemente se conoce poco sobre esta fecha, sobre sus orígenes y sobre su significado histórico, pero la alimentación con el ingrediente de la papa es casi diaria. El sector académico boliviano y el gobierno plurinacional, por su parte, no le dan ninguna importancia.

La FAO, para resaltar la importancia de este alimento, en su declaración oficial de 2008 utilizó la cita “cosechar diversidad alimentando esperanza frente a las amenazas medioambientales sobre los sistemas agroalimentarios”. La FAO está consciente que este producto sudamericano contribuye fuertemente a la seguridad alimentaria de la población mundial.

Se menciona que Perú y Bolivia son actualmente los países donde existe la mayor biodiversidad de la papa con alrededor de 100 especies y 2.800 variedades cultivadas conocidas. Del mismo modo, en Bolivia, en el Perú y ciertamente en Ecuador, Argentina y Chile, también se encuentra una alta biodiversidad de cultivos y la papa es consumida en la alimentación corriente.

El mayor productor de papa en el mundo es actualmente China y los países industrializados como los Estados Unidos y Europa han alcanzado altos rendimientos por hectárea cultivada.
De acuerdo con los investigadores de la facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Colombia se ha despertado en los últimos años en el mundo un gran interés y amplia discusión sobre la papa porque en un tiempo relativamente corto este tubérculo se convirtió en uno de los alimentos cultivados y consumidos más importantes del mundo. El objetivo científico ahora es conocer su origen, su evolución y su clasificación.

Los estudios científicos de germoplasma han determinado que las primeras papas cultivadas probablemente fueron seleccionadas y domesticadas entre 6.000 y 10.000 años atrás en las riberas y al norte del lago Titicaca. Allí a partir de las especies silvestres solanum bucasovii, pertenecientes al complejo brevicaule, se cree que se originó la variedad stenotomum que “es considerada la primera papa domesticada”. Esta a su vez habría dado lugar a otras variedades a través de repetidos procesos de domesticación en diferentes zonas de la región al norte del lago Titicaca (estudiado por los científicos Spooner y Hettersheid, 2005, FAO 2008).

Además, al analizar la genética se detecta que este proceso de selección y domesticación se dio por sucesivas generaciones de agricultores que produjeron una gran cantidad de variantes cultivadas. Este proceso, cuando no se dio de una manera espontánea en la naturaleza habría sido llevada a cabo deliberada o inconscientemente por el hombre (Spooner y Hetterscheid).

Finalmente, el investigador Hawkes (1900) -así como otros posteriormente- estableció como “único ancestro” de la papa a la especie S. Liptophyes por estar distribuida en la misma región ecogeográfica y en la misma altitud que la variedad S. Stenotomun cerca del lago Titicaca. Esta última, afirma el investigador, “se cultivó intensivamente en esa región y estuvo ligada al desarrollo de la cultura Tiwanaku la cual posteriormente se diseminó en distintas direcciones incluyendo Argentina y Chile”.

Lo importante es entonces saber que en el origen del germoplasma de la papa está “la cultura de Tiwanacu, es decir, la población de Tiwanacu, al norte del Lago Titicaca, en el periodo alrededor o más de los 6000 años. En ese período Tiwanacu no era aún un imperio, pero si ya era una cultura y un grupo étnico específico que evolucionaba rápidamente gracias a la economía, a la ecología y a la sociedad que se desarrollaba rápidamente en esa macrorregión, en ese “mar interior”.
Tiwanacu y los ayllus de lengua pukina al norte del lago Titicaca existieron como cultura durante los siglos V aC al siglo V dC, y como imperio durante los siglos V dC al siglo XII dC. Fue durante este largo período que las variedades de la papa fueron seleccionadas y domesticadas por los productores a partir de las especies silvestres mencionadas. Las zonas de cultivo donde se experimentaron y cultivaron estas variedades fueron los “sukakollos tiwanacotas” en el altiplano hoy boliviano al norte del Lago Titicaca.

Como se sabe, los sukakollos del altiplano boliviano, los únicos existentes en toda el área andina, son terrenos de cultivos artificiales parecidos a gigantescos surcos elevados que impiden el congelamiento de las plantas de papa mediante la circulación del agua durante las noches frías, método que permite mantener temperaturas ambientales moderadas. Solo en este tipo de zonas artificiales de cultivo los agrónomos tiwanacotas pudieron investigar durante generaciones y lograr los cruzamientos y domesticaciones sucesivas de las plantas silvestres de la papa.

Dos siglos después del colapso de Tiwanacu aparecieron los Incas en el Cusco en el siglo XIV y el imperio Inca existió durante los años 1463 hasta el año 1532 cuando llegaron los españoles.

O sea que no se puede afirmar que los Incas hayan sido los descubridores de la papa. La papa fue domesticada mucho antes y por los tiwanacotas. A partir de este descubrimiento la papa fue diseminada al centro y norte del Perú así como a la Argentina y Chile y posteriormente a otros países del mundo con la invasión de los españoles.

En muchas parte de América Latina y del mundo se ignora y se subestima a Tiwanacu y a sus aportes a las sociedades andinas posteriores y a la civilización universal. Tiwanacu, como lo vimos anteriormente (en Datápolis.bo), también fue la primera civilización en América en acceder a la edad del bronce y la primera en crear y utilizar la escritura de los quipus, antes de la escritura de los mayas y aztecas.

Por lo que parece, también en Bolivia, en las universidades y en los gobiernos, se ignora, se subestima y desconoce la importancia de Tiwanacu no solo en cuanto a la papa -también al tomate y a otros alimentos-, al bronce y a los quipus sino en muchos otros aspectos.

En Bolivia existen muchos investigadores en los centros y unidades de investigación en las universidades públicas, privadas y católicas que deberían comenzar a dar a Tiwanacu la importancia debida.

Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.