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os candidatos a la presidencia escriben en sus programas de gobierno que la educación es importante para el desarrollo social y económico de Bolivia, Afirman que si son electos la mejora de la educación constituirá una de sus prioridades. Los candidatos critican el bajo desempeño de la educación durante los 20 años de gobierno del MAS en las escuelas primarias y colegios secundarios. Algunos programas señalan que la ley Abelino Siñani habría fracasado rotundamente.

Se debe precisar, sin embargo, que los programas de los partidos políticos escriben poco o nada sobre la educación superior, es decir, sobre la educación en las universidades públicas y privadas. Parecería que no asignan importancia a las estructuras e instituciones que tienen un papel principal en la formación del “capital humano” de Bolivia. Esta ausencia resulta contradictoria con sus programas de desarrollo económico, social e institucional referido a los sectores actuantes en la producción y el crecimiento de las empresas públicas y privadas del campo y de las ciudades y al funcionamiento de las instituciones gubernamentales. Si no existe un capital humano bien formado y eficiente en los sectores económicos, sociales e institucionales no puede pensarse en el desarrollo efectivo del país, no puede pensarse en el futuro del país. O sea que los ofrecimientos de los programas de gobierno referidos al desarrollo económico olvidan y no toman en cuenta a los “motores” principales del crecimiento y del desarrollo económico.

Los Rankings internacionales de evaluación de las universidades del mundo (Times Higher Education, Cambridge, Shanghai, OCDE, etc.) y otros estudios señalan la importancia del capital humano para el desarrollo económico y social de los países tanto desarrollados como en desarrollo. Las autoridades de los países desarrollados asignan anualmente grandes recursos financieros e institucionales para la formación de su capital humano en las universidades y en otros centros con el objetivo de mantener e impulsar su desarrollo económico y social. El capital humano significa el conjunto de conocimientos, habilidades, competencias y experiencias que poseen los profesionales y los trabajadores de una sociedad, valiosos tanto para el crecimiento de sus países como de los sectores económicos y de las unidades productivas. El capital humano constituye un activo importante para la competitividad y la productividad de las empresas y de los países.

Las universidades bolivianas presentan graves defectos e insuficiencias históricas, estructurales e institucionales respecto a la formación del capital humano que requiere el país para su desarrollo. Estas insuficiencias y defectos determinan el bajo nivel de formación y educación de sus estudiantes y frenan la buena formación del capital humano. Se puede afirmar que el escaso desarrollo económico y social de Bolivia está determinado por el escaso nivel académico de sus universidades, así como por el bajo nivel de formación de su capital humano.

Los defectos que señalan los Rankings Internacionales referidos a las insuficiencias de los países atrasados y en desarrollo como el nuestro, son, en primer lugar, el bajo nivel de los docentes de las universidades públicas y privadas. La gran mayoría de los docentes y profesores, tal vez la totalidad, son en general de nivel de licenciatura, es decir, el nivel académico más bajo entre los niveles académicos universitarios del mundo. Existen pocos correspondientes a niveles académicos superiores, como los niveles de maestrías y doctorados. Al ser bajo el nivel de formación de los profesores los cursos que imparten son también de bajo nivel, en general con conocimientos atrasados con varias decenas de años de atraso respecto a los conocimientos de los profesores de las universidades de los países desarrollados. Además, las normas de las universidades bolivianas, no exigen a los profesores mejorar y modernizar los contenidos de sus cursos. En estas condiciones, los estudiantes de las universidades bolivianas no pueden esperar un mejor nivel de su enseñanza y formación.

En segundo lugar, las normas universitarias bloquean la posibilidad de que los candidatos a la docencia universitaria tengan un nivel de Doctorado. Cuando algunos estudiantes bolivianos vuelven del exterior habiendo obtenido diplomas de doctorado en universidades extranjeras, muchas de estas las mejores del mundo, estos deben validar legalmente sus diplomas extranjeros en la Cancillería para poder presentarse a las convocatorias públicas de las universidades públicas y privadas y empresas. Lo lamentable es que esta validación apunta a la baja, es decir que los diplomas de Maestrías y Doctorados obtenidos en las mejores universidades del mundo son validados únicamente como de nivel de licenciatura. Este trámite resulta injusto y decepcionante para los doctores bolivianos —y extranjeros— que pretenden transmitir sus conocimientos a los estudiantes de las universidades públicas y privadas. El resultado de este trámite, entre otros aspectos, es equivalente a un rechazo de estos doctores por las universidades públicas y privadas del país, además de las empresas e instituciones.

Ahora debemos preguntarnos ¿qué es un doctor? Un doctor es aquel que como resultado de una larga investigación ha escrito una tesis con la cual generó un aporte nuevo al conocimiento (en física, química, medicina, historia, economía, derecho, antropología, ciencias sociales, ingeniería, arquitectura etc.). Los nuevos conocimientos generados rebalsan luego a los demás estudiantes y profesionales de las diferentes universidades y países abiertos a los nuevos saberes. Los nuevos conocimientos se filtran posteriormente para enriquecer los saberes, prácticas y habilidades de los profesionales y trabajadores de las instituciones, empresas y sociedades. Los doctores constituyen, por consiguiente, la cúspide de las personas y profesionales que constituyen el capital humano de las sociedades. Más allá y más arriba de estos académicos se encuentran los galardonados por los diferentes premios internacionales como ser los premios Nobel y otros que realizan aportes extraordinarios a las sociedades y a la humanidad.

Algunas trabas institucionales —muchas de ellas son trabas familiares de las autoridades universitarias— concurren para impedir que las universidades bolivianas formen su capital humano capaz de contribuir en el medio y largo plazos al desarrollo económico del país. Con el objetivo de contribuir efectivamente al mejoramiento de la educación y al desarrollo económico y social del país, los candidatos ganadores —y como los perdedores— en las próximas elecciones deberán emprender de manera resuelta e inteligente las reformas necesarias para remover los obstáculos que frenan e impiden la formación del nuevo capital humano del país.

Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.