
s necesario reflexionar en estos momentos electorales sobre el futuro y la calidad de la educación superior o universitaria de Bolivia. Hay quienes creen que lo importante ahora es desarrollar la educación en los niveles básico y secundario, mientras otros proponen que no es necesario cambiar a las universidades en su conjunto, que es suficiente hacer solo algunos ajustes para que Bolivia desarrolle su ciencia y tecnología.
En esta columna haremos un análisis de las ideas y propuestas para el sector educativo realizadas tanto por la Alianza LIBRE, como por el Partido Demócrata Cristiano, participantes en la próxima segunda vuelta electoral.
El análisis de las universidades reviste, en realidad, una necesidad imperiosa ya que tiene que ver con el futuro de la gente y del país. Si no hay buenas universidades públicas y privadas, los profesionales titulados no serán eficientes lo que afectará al desarrollo de Bolivia. Varios de los países actualmente desarrollados alcanzaron su desarrollo hace pocos siglos gracias a que disponían de buenos especialistas, científicos e intelectuales capacitados para conducir sus instituciones eficientemente.
Otros países desarrollados avanzaron posteriormente gracias a sus profesionales y especialistas formados en buenas universidades. En estos casos, la formación que recibían los intelectuales y especialistas estaba basada en los conocimientos más avanzados de su tiempo en las ciencias, culturas, técnicas, artes, tecnologías e innovaciones de todo tipo. Además, estos conductores manejaban con eficiencia las transacciones económicas, comerciales, tecnológicas, sociales y académicas con otros países del mundo.
Esta es la razón por las que es importante contar con universidades organizadas y dotadas con los mejores profesores capaces de impartir los conocimientos más modernos de la época y formar profesionales capacitados para conducir al país al desarrollo. Actualmente, lamentablemente, las universidades bolivianas públicas y privadas, no cuentan con profesionales doctores preparados y competentes.
Se menciona que los docentes actuales, titulados con apenas nivel de licenciatura, el nivel académico más bajo de las universidades del mundo, poseen conocimientos con más de 50 años de atraso o más, y haber sido formados a su vez por docentes que contaban con por lo menos otros 50 años de atraso.
Varios países vecinos de Bolivia como Chile, Brasil, Argentina y Perú cuentan con universidades modernas conformadas con profesores doctores de alto nivel muchos reconocidos internacionalmente. Estos países realizaron en décadas anteriores esfuerzos importantes para modernizar sus universidades. Varios países europeos, igualmente, toman medidas en los últimos años para nivelarse con las mejores universidades del continente.
En cuanto a la educación del país, algunos analistas señalan con preocupación el bajo nivel de conocimientos que caracterizan a los alumnos de los colegios de secundaria como efecto dañino de la ley 070 Avelino Siñani, vigente durante estas últimas décadas.
El analista Ronald Nostas (Datápolis 05/02/2025) describió, en este sentido, el escaso nivel de conocimientos de los alumnos de los colegios secundarios registrados por el Diagnóstico del Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa de 2024. Según este Diagnóstico el 97% de los alumnos evaluados habría reprobado la materia de matemáticas, 98% de física, 97% de química y, tendrían grandes deficiencias en lectura, escritura y gramática. Las deficiencias afectarían tanto a mujeres como a varones, así como al mundo urbano y rural.
La alianza Libre, una de las fuerzas políticas que participan en la elección presidencial, atribuye mucha importancia a la enseñanza en los colegios secundarios para mejorar la educación general del país. Señala que es necesario que la educación de los alumnos sea evaluada por sistemas de evaluación internacionales como PISA, OCDE y otras para que los bolivianos sepan como se encuentra la educación boliviana. Indica también que es necesario formular una nueva Ley de educación, con participación de docentes y padres de familia, y que se asigne mayor importancia a la enseñanza de matemáticas, física, química y las materias técnicas. Finalmente, señala que los alumnos deben concluir con sus estudios en los colegios para que puedan desempeñarse mejor en las universidades.
En síntesis, para la alianza Libre lo importante es mejorar la educación básica, secundaria y técnica en tanto que “etapa previa” para mejorar las universidades.
En cuanto al Partido Demócrata Cristiano, PDC, éste concibe que no son necesarias las universidades en su conjunto para mejorar la ciencia, la tecnología y la investigación y poder desarrollar la economía y la sociedad bolivianas. Sería suficiente, según esta visión, utilizar solo algunos mecanismos de las universidades para poder dar una especie de “salto tecnológico” hacia al desarrollo.
El PDC propone el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la investigación en las universidades “a través de la inyección de capital público y privado” y mediante la aplicación de las siguientes “siete estrategias”: 1) el fortalecimiento del sistema boliviano de ciencia, tecnología e innovación (SBCTI); 2) el incremento sostenido de la inversión pública y privada en investigación, desarrollo e innovación; 3) el fortalecimiento de capacidades humanas y formación de talentos científicos; 4) la promoción de la innovación tecnológica en sectores estratégicos; 5) la implementación de infraestructura tecnológica y plataformas digitales soberanas; 6) el fomento de la cultura científica y divulgación social del conocimiento. Agenda 50/50 “política al servicio de la gente”; 7) Fortalecimiento de las capacidades de investigación del sistema universitario.
La estructura del Sistema Boliviano de Ciencia, Tecnología e Innovación y la “inyección” de capitales públicos y privados constituyen el corazón de la propuesta del PDC. Sobre esta base estos recursos y capitales serían utilizados para la formación de talentos científicos e invertidos en los sectores estratégicos de la economía. Los sectores estratégicos minería, agricultura, hidrocarburos, industria y otros, serían los generadores de riquezas para el desarrollo del país.
El Sistema mencionado dispone actualmente, desde hace muchos años, de un fondo de recursos en las universidades y en algunas instituciones públicas para financiar las actividades de investigación de docentes y de estudiantes de las distintas facultades y carreras.
Se piensa que estas investigaciones tienen lamentablemente escasa o ninguna trascendencia en el campo sectorial, local, departamental, nacional y mucho menos internacional. El escaso impacto es debido sobre todo a la baja calidad de las investigaciones realizadas, resultado del bajo nivel de los investigadores.
Lo malo de este sistema es que sus recursos financieros son capturados generalmente por grupos de docentes que incluyen a amigos y parientes de los decanos, directores y otros jefes miembros de las oligarquías superiores universitarias. Por otra parte, los beneficiarios de los recursos de investigación, los llamados “investigadores de tiempo completo” de las facultades y carreras, en general de nivel de licenciatura, no reúnen en general los requisitos académicos necesarios para realizar las investigaciones de alto nivel que se menciona en los objetivos y en la estrategia del PDC. Los “investigadores de tiempo completo” pueden ocupar esas funciones durante muchos años sin exigencia de algún rendimiento.
Lo que podría modificar el letargo de este sistema tradicional es la intervención del sector privado en el financiamiento de proyectos específicos y la exigencia de resultados. Podemos pensar, sin embargo, que los resultados serían solo parciales, pequeños, y sin garantía de efectos multiplicadores globales en el corto, medio y largo plazos. Por otra parte, estos proyectos específicos no tendrían el poder de cambiar las estructuras de fondo de las actuales universidades, conformadas por varias capas superpuestas y engranajes anticuados.
Todo esto señala que es necesario que el nuevo gobierno, en conjunto con las fuerzas democráticas, realice cambios estructurales mayores en las universidades públicas y privadas para lograr que constituyan verdaderos “motores” del desarrollo.
Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.
