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ablar de la economía venezolana es hablar del petróleo. Durante muchas décadas del siglo XX la economía venezolana dependió de la producción petrolera. La prosperidad de este país y los ingresos de sus habitantes eran tan grandes que cientos de miles de habitantes de otras regiones sobre todo del sur de Europa emigraron a este país después de la Segunda Guerra Mundial.

La economía venezolana era tan fuerte que Hugo Chávez, presidente y caudillo de Venezuela desde fines del siglo pasado y desde principios de este (1999-2013), se permitía personalmente distribuir donaciones de millones de dólares de petróleo y de apoyos financieros a países como Cuba y a otras economías del Caribe y de otras regiones. La mayor parte de las necesidades de Cuba en petróleo —y en otros requerimientos— fue cubierta por Venezuela durante muchos años.

Sin embargo, la economía venezolana comenzó a declinar desde que Chávez tomó el poder. A medida que aumentaba su poder político la economía se debilitaba, tanto en el área estratégica de los hidrocarburos como en los otros sectores productivos. Desde principios de siglo Chávez inició lo que él llamó el socialismo bolivariano en la economía y en la sociedad mediante la imposición autoritaria de un sistema de control de cambios y de precios de los bienes y servicios. El gobierno fijaba los precios de acuerdo con lo que consideraba “precios justos”, sin tener en cuenta los criterios de los inversionistas y propietarios de las empresas. Aplicó en paralelo una política de “castigo a los capitalistas” y hasta 2010 expropió más de 1.440 empresas de los diferentes sectores productivos y comerciales.

Con las políticas populistas la popularidad de Chávez aumentaba, pero a los pocos años afloraban distintos problemas sociales y económicos como el cierre de cientos de empresas, la caída de la producción en los sectores productivos, el desempleo y la inflación.

Las consecuencias de las políticas populistas no eran notorias durante algunos años para grandes grupos sociales medios y populares debido a que durante esos años Chávez otorgaba donaciones masivas en bienes y alimentos a los sectores sociales y populares. Venezuela aún se beneficiaba del largo ciclo de precios elevados del petróleo en el mercado internacional, así como el acceso a créditos de la banca internacional. Los ingresos existentes permitían a Chávez mantener las políticas populistas y las generosas dádivas a los sectores populares y a los beneficiarios internacionales. Este ambiente contribuyó a preservar la sensación popular de la bonanza económica y la creencia de que existía un buen manejo de la economía interna.

Los precios internacionales del petróleo comenzaron, sin embargo, a declinar notoriamente a partir del año 2013, justamente el año del fallecimiento del presidente Chávez. Cuando Chávez ganó la presidencia en 1998 Venezuela producía 3.1 millones de barriles por día, pero cuando falleció en 2013 el volumen producido cayó a 2.3 millones, es decir, un 30% menos. Fue un desastre. Chávez, en lugar de aprovechar la larga bonanza de los ingresos internacionales para desarrollar la economía interna e impulsar los diferentes sectores productivos, los utilizó mal con su generosidad internacional y con los regalos populistas a los sectores sociales. Su larga política anticapitalista contra las empresas de los sectores productivos constituyó asimismo un bloqueo al desarrollo de la economía interna.

Nicolás Maduro Moros, nuevo presidente de Venezuela (2013-2019) intentó atenuar la caída de los precios internacionales del petróleo y preservar internamente el modelo populista de Chávez, pero la situación heredada ya estaba deteriorada y continuó empeorando. En 2015 la inflación llegó a 180% anual, la más alta del mundo en ese momento y en 2017 inició un ciclo de hiperinflación que en 2018 alcanzó a 130.000% anual.

La población y el mundo estaban horrorizados con la economía venezolana. Los alimentos, medicinas y otros bienes esenciales faltaban en los hogares de las ciudades y del campo. Según estudios de la Universidad Andrés Bello de Venezuela, la pobreza durante la presidencia de Maduro pasó de 48% de la población en 2014 a 91% en 2018.

Maduro intentó mejorar de diversas maneras la situación de la economía pero la producción petrolera continuó cayendo de 1.1 millones de barriles diarios en enero de 2019 a 740 mil en marzo de 2019 y a 336 mil en junio de 2020. Esta caída condujo a Venezuela a un verdadero retroceso histórico ya que este volumen era comparable a lo que el país producía a principios de la década de 1940.

Maduro se encontraba desesperado y manifestó a los empresarios que quedaban dentro del país y de afuera su deseo de hablar y devolverles algunas empresas expropiadas. Sus ofertas parecían, sin embargo, extemporáneas, poco creíbles e insuficientes, por las malas experiencias del pasado y por la fuerte represión política prevaleciente y creciente en el país.

La represión brutal y la persecución de los opositores durante el período presidencial de Maduro, de 2013 a 2019, alcanzaron niveles sin precedentes en la historia de las últimas décadas de América Latina. A partir del año 2017 en particular se registraron incontables casos de crímenes contra los opositores, de torturas, de desapariciones forzadas, de detenciones arbitrarias y de ejecuciones extrajudiciales. Los presos políticos sin sentencia se contaban por miles, así como la persecución de los opositores.

A causa de la represión brutal contra su población Venezuela es ahora el primer país de América Latina investigado por la Corte Penal Internacional(CPI) por los crímenes de Lesa Humanidad (CLH) cometidos durante los años de la presidencia de Maduro.

Con Maduro se acentuó una ola migratoria gigantesca de la población hacia los países vecinos y de más allá. Los migrantes salen por miles cada día en familias integras, a pie y por cualquier medio de transporte. Según las estadísticas de la ONU (ACNUR) desde el año 2015 hasta el presente salieron de Venezuela hasta el año 2023 cerca de 8 millones de habitantes. Esta cifra constituye el 22% de 34 millones de habitantes que el país esperaba tener según la proyección del censo de población que se realizó en Venezuela el año 2011. La ola migratoria es mayor a la que provocó la reciente guerra civil de Siria en el Asia (5,5 millones de personas) y la que provocó la invasión rusa a Ucrania (6,5 millones) desde el año 2022.

La sañuda represión contra la población, el descalabro de la economía y la miseria creciente explican la resistencia anti dictatorial actual y desde hace varios años del pueblo venezolano.

Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.