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urante semanas las encuestas difundieron las noticias de que Kamala Harris y Donald Trump se encontraban empatados y quien ganara, lo haría por algunos votos. El resultado fue sin embargo abrumador en favor de los republicanos. Las estrellas mediáticas del espectáculo como Jennifer López, Maná y Taylor Swift no fueron suficientes para mejorar la imagen de la candidata demócrata.

Pese a su fuerte retórica electoral antiinmigrante, Donald Trump obtuvo grandes apoyos en los distritos de amplia presencia de latinos y de migrantes mexicanos. Los barrios obreros, de minorías raciales y de desocupados se identificaron con los mensajes de Trump, decepcionados con las políticas demócratas que no habrían satisfecho sus expectativas. En Estados Unidos existen grandes territorios donde millones de habitantes, muchos de minorías raciales y latinos residentes viven con bonos y otras ayudas estatales durante años o toda su vida, pero no logran insertarse en empleos formales y bien remunerados. Miles de habitantes de clase media de los diferentes estados observan cómo los inmigrantes documentados o no ocupan espacios laborales que podrían ser ocupados por ellos.

Por otra parte, es creciente el hacinamiento en los barrios de inmigrantes indocumentados o no, así como por el deterioro habitacional, la criminalidad y las drogas. La población no migrante de estos barrios vive preocupada por las malas condiciones de vida que generan el hacinamiento creciente de los migrantes indocumentados y reconoce que es víctima de las malas condiciones de vida existentes. Hay crecientemente nuevos indocumentados en las distintas zonas y distritos del país, en los barrios medios y bajos.

También se encuentran preocupados los gobernantes de los distintos países de América Latina por las políticas antiinmigratorias de Donald Trump. Los más preocupados al parecer son aquellos que promueven las grandes migraciones de población empobrecida de Cuba, Venezuela, Nicaragua y de otros. Durante años estos países han promovido políticas económicas anticapitalistas no generadoras de empleo y contrarias a la inversión nacional y extranjera, por lo que aumentaba la pobreza, el desempleo y la informalidad. Las poblaciones pobres llamadas “descartables” o “excedentarias” en estos países al no encontrar empleo se ven obligadas a salir al exterior por cientos de miles cada año para buscar trabajo y mejores condiciones de vida.

Curiosamente, parece sorprendente que las políticas expulsoras de población de los países mencionados son beneficiosas tanto para las familias de los emigrantes que se quedan en sus países como para los gobiernos expulsores. Las remesas que envían los migrantes a sus familias pobres constituyen en realidad importantes ingresos para sus países.
México recibió en 2023 66, 200 millones de dólares en remesas de los migrantes mexicanos que trabajan en Estados Unidos, lo que constituye un importante ingreso para su país de origen. Estos envíos que aumentaron 7,8% en un año, constituyen importantes aportes para millones de familias mexicanas pobres y no pobres. No han existido en estos últimos años políticas del gobierno de México capaces de generar empleos y reducir la pobreza como lo hacen las remesas de los mexicanos. El gobierno las contabiliza en sus cuentas fiscales como recursos imprescindibles para el funcionamiento de la economía y las políticas sociales de lucha contra la pobreza.

En los otros países mencionados pertenecientes al grupo de países conocidos por implementar políticas populistas o del Socialismo del siglo XXI es igual. En los países no mencionados como Brasil, Perú, Argentina, Chile y Guatemala los ingresos por las remesas son también importantes aunque en menor proporción.

Las deportaciones de indocumentados y el cierre de la frontera de los Estados Unidos causará un fuerte remezón sobre todo en el monto de las remesas a los países de Centro y de Sud América. La política de Donald Trump constituye en realidad un vértice estructural con múltiples efectos en cascada económicos, sociales y políticos en los países de América Latina, comenzando por México.

Las remesas en dólares constituyen un aporte sustancial para las economías mencionadas, y no solo para las familias de los migrantes, sino también para otros estratos sociales y sectores económicos de cada país de la manera siguiente; 1), las remesas contribuyen al consumo directo de las familias de los migrantes (alimentación, vestimenta, vivienda, educación, electrodomésticos, etc.); 2), se benefician algunos sectores campesinos y productores de alimentos y transportistas medios y grandes; 3), pequeños y medianos comerciantes de alimentos y otros enseres de consumo; 4), capas sociales medias y grandes de comerciantes urbanos; 5), el sector financiero que efectúa transacciones de los depositantes e intermediarios de las remesas; 6), el Estado, los gobiernos y los gobernantes, que mediante los impuestos por las diferentes transacciones reciben salarios y otros ingresos que generan las remesas.

En síntesis, las remesas de los migrantes a sus países son importantes e incluso vitales para diferentes sectores sociales y económicos, según los montos, para el funcionamiento de sus economías.

Los gobernantes de los países populistas expulsores de población excedentaria son actualmente los grandes beneficiados con las remesas de sus migrantes a Estados Unidos.

La retórica de sus gobernantes contra Estados Unidos y contra el capitalismo resulta paradójica. Los discursos del expresidente populista de México Andrés Manuel López Obrador contra el capitalismo y contra Estados Unidos eran sorprendentes. Los discursos de los gobernantes de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Brasil, Colombia, etc., tienen la misma catadura moral.

La disminución de los migrantes a Estados Unidos y de las remesas a los países latinoamericanos tendrán múltiples efectos en los países expulsores de población, en particular en los países con gobernantes populistas. Entre los efectos esperados se encuentran la fuerte disminución del llamado “circulante“ en las actividades económicas, lo que perturbará a corto plazo las actividades productivas, comerciales y financieras.

A mediano plazo, dos a tres años, la disminución del circulante afectará paulatinamente a los sectores del comercio de bienes durables y de importación y a las transacciones financieras y bancarias. Finalmente, el proceso afectará a las contribuciones impositivas lo que impactará negativamente al sector gubernamental y al gasto público.

Anteriormente se mencionó que la disminución de los migrantes y de las remesas tendrán efectos estructurales sobre todo en los principales países expulsores de población, es decir en los países con gobernantes populistas. Los efectos estructurales se refieren a que las familias de los migrantes recibirán menos ingresos por lo que aumentará la pobreza en grandes sectores sociales pobres. Consecutivamente, la disminución del circulante se hará sentir rápidamente en las diferentes círculos concéntricos económicos, sociales y productivos mencionados.

La respuesta de los gobiernos populistas al problema probablemente no será flexibilizar el bloqueo a los inversionistas y generadores de empleo, sino el incremento de la represión.

Bernardo Corro Barrientos es economista y antropólogo.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.