n la biografía del Gobernador de La Paz se lee que es médico, pedagogo y político, pero su principal carta de presentación le viene del linaje: es hijo del Mallku, Felipe Quispe. Esquivo con los medios, limitado para expresarse y poseedor de escasos conceptos, argumenta que estudió medicina en Cuba, aunque sus detractores señalan que su formación no le alcanzaría ni para ser asistente de enfermería.
El Gobernador de La Paz vuelve a la palestra por su indolencia, porque a casi dos semanas de la tragedia en Bajo Llojeta no se pronunció sobre el caso, no visitó el lugar y, ante la presión de los medios, culpó al Alcalde de Achocalla por haber autorizado el movimiento de tierras en la zona del desastre. “En tiempo de lluvias no podemos hacer movimientos de tierras” expresó.
Prefiere estar ajeno al mundo que le rodea como el personaje de la novela El Extranjero de Albert Camus. El tal Monsieur Meursault, un empleado de oficina, que convivió con su madre, a la muerte de ésta en un asilo, asiste a desgano para ver los trámites del entierro; pronto se ve envuelto en el asesinato de un árabe a quien da muerte con cinco disparos, atribuyendo el acto al inclemente sol del momento. Camus nos muestra a un personaje ajeno a toda moral, remordimiento o conmiseración. Mersault encarna el personaje atrapado por la amoralidad y ausencia de cualquier emoción.
Un hombre indolente es un ser apático, abúlico, flojo y perezoso, características que no coinciden con la tarea de la máxima autoridad del departamento, de quien se esperaba una respuesta inmediata, el socorro a los damnificados, el envío de maquinarias y personal de apoyo al lugar de los hechos.
Santos Quispe optó por la lejanía, se declaró extranjero en los hechos, “se hizo el Waismann” dirán los antiguos conocedores del fútbol, en alusión al juez argentino de descendencia ucraniana, quien ignoraba los penales, las jugadas fuertes y quería llevarse bien con todos los jugadores.
Acusado por los médicos de alejar injustamente a los profesionales de sus cargos para colocar a sus amigos, criticado por el escaso cuidado que le presta al estadio Siles, pero es ávido a la hora de contar el dinero producto de las recaudaciones en ese escenario. Finalmente tiene por delante una denuncia de violación de mayo de 2023, supo salir del apuro tras señalar que se trataba de un caso de extorsión a la que no accedió.
Aunque se declare extranjero o Waismann en el tema, Santos Quispe está a tiempo para reivindicarse y apoyar la tarea del Alcalde, el Gobierno y las organizaciones que siguen apoyando a los damnificados de Bajo Llojeta.
Ernesto Murillo Estrada es filósofo y periodista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.