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iven obsesionados con las redes sociales y las selfies, son freelancer que se pasan el día "pegados" a la pantalla de la computadora, son instagramer profesionales que siempre están a la última y que todavía viven con sus padres. Es posible que todas esas afirmaciones respondan al perfil de quienes pertenecen a la llamada "generación del milenio". Son los “millenials”, nacidos entre 1980 y 2000, que han crecido con la tecnología y la explosión de Internet. Y una particularidad más: poco a poco pierden su “amor” por ingresar a las universidades, según diversos sondeos.

La revista española Genbeta publica un estudio y testimonios de nuevas tendencias en el mundo. Cuenta la historia de Chase Gallagher quien dirige, con 23 años, un negocio que genera 1 millón de dólares en ingresos: CMG Landscaping (paisajismo). Comenzó a cortar el césped de sus vecinos cuando tenía 12 años por 35 dólares cada servicio; en cuatro años, ese trabajo extraescolar le generaba más de 50.000 dólares al año y empezó a desanimarse con estudiar en la universidad.

¿Qué quiere decir esto?. La inmediatez ha sido desde siempre su mejor amiga. Las redes sociales son parte de su forma de comunicación más usual y el celular es casi una extensión de su cuerpo que, la mayoría de veces, resuelve casi todos sus problemas. Dinámicos, creativos y ambiciosos, los millennials tienen una forma distinta de ver la vida y, por consecuencia, de trabajar también.

Mientras hay gente que con 24 años está acabando la universidad y con una gran deuda en Estados Unidos por el alto coste de los estudios universitarios, la joven Crist Morillon ha compartido cómo con 16 años se inscribió en una clase para aprender a gestionar un taller de automóviles en su escuela secundaria por curiosidad y esa ha acabado siendo su profesión. Se compró su casa a los 24 años

Un fenómeno más grave ocurre con la Generación Z, nacidos entre 1994 y 2010 y llamados centennials, para quienes ser profesionales no está en su mente. De ellos, un 24% recibe tratamiento 'on line', según revela el informe Generation Z: Shaping the Future of Consumer Trends' de la consultora Oliver Wyman, realizado con una muestra de 67 millones de personas en todo el mundo.

A ellos los dibujan con problemas para desarrollar el sentido crítico, profundizar en el pensamiento abstracto, Les cuesta dedicar unos minutos a 'no hacer nada, son impacientes al máximo nivel, o quieren todo en el momento, porque la influencia de la tecnología, son activistas de cualquier cosa, abanderados de la diversidad y la globalización que viven obsesionados con la perfección exterior y son fervientes seguidores de Instagramers y Youtubers.

Y cómo estamos en Latinoamérica. “Los jóvenes ahora no quieren estudiar, quieren aprender. Eso es distinto. Por eso debemos cambiar la pedagogía. Hoy con la inteligencia artificial tienes acceso a información que antes no tenías. Son campos que obligan a que los profesores y universidades tengamos que acomodarnos a las nuevas exigencias. El futuro de las universidades es un lugar de investigación y de especialización del conocimiento”, expresó Pedro Medellín Torre, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia – sede Bogotá, donde 18 de noviembre de 2024 se realizó un debate sobre los retos de la Educación Superior en el mundo.

Y en Bolivia. Cada año se titulan de las universidades, tanto públicas como privadas, un promedio de 41 mil nuevos profesionales de los cuales sólo 10 mil consiguen empleo, lo que representa un 24,39% del total de egresados, según un estudio en el 2024, que toma datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) difundido por el periódico Los Tiempos.

Hay un divorcio entre lo que enseñan las universidades y lo que necesita el mercado laboral. Eso afirmó Óscar Mario Justiniano, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (FEPSC), en una conferencia realizada el 15 de enero del 2025.

Y la pregunta es: Qué hacemos los docentes morenianos y autoridades por sintonizar con las nuevas generaciones, volverlas a enamorar y… capacitarlos para un empleo, en vez de fastuosas bienvenidas donde les cantan como ser "criminales de la Villa, el Plan o Los Lotes” o agarrar el porro para fumar marihuana.

Roberto Méndez Herrera es periodista y abogado.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.