
l presidente de Estados Unidos, Donald Trump, culminó su gira por Asia con una esperada tregua con su homólogo chino, Xi Jinping, en la que se comprometió a reducir los aranceles un 10%. A cambio, el país asiático suspenderá las restricciones a las tierras raras anunciadas en octubre.
Con esta cita, ambos mandatarios buscaban alcanzar un acuerdo que rebajara las tensiones comerciales entre Washington y Pekín y, según ha augurado el estadounidense, ambas potencias han llegado a pactos sobre soya y fentanilo tras un encuentro "increíble".
Los aranceles eran el punto central de esta reunión y, con esta reducción, ambos países han salido victoriosos: EEUU se ha comprometido a bajar los aranceles de fentanilo del 20% al 10%, en reconocimiento a la cooperación de Pekín en la lucha contra la epidemia de fentanilo; y los restantes, del 57% al 47%.
China, por su parte, pausará durante un año la aplicación de las medidas de control a la exportación de tierras raras y otros materiales estratégicos, adoptadas el pasado 9 de octubre. Se trata de un grupo de minerales clave en diversas industrias, cuya producción y procesamiento el gigante asiático controla a nivel mundial.
Asimismo, según ha indicado el líder estadounidense, ambos han hablado sobre la venta de chips de Nvidia a China, sin concretar un acuerdo al respecto. A su vez, ha celebrado que Pekín comprará "enormes cantidades" de soja y otros productos agrícolas estadounidenses "a partir de ahora".
Sobre política exterior, Trump ha afirmado que Washington y Pekín "trabajarán juntos" para poner fin a la guerra de Ucrania. Los dos líderes han evitado responder a preguntas de la prensa sobre Taiwán, territorio reclamado por China, y preguntado por una futura reunión con el líder norcoreano, Kim Jong-un, el republicano ha esquivado la pregunta, diciendo que había estado "demasiado ocupado".
La reunión empezó con los halagos del presidente estadounidense al líder chino, tras un apretón de manos, frente a las cámaras de televisión y flanqueados por las banderas de ambas potencias.
"Tendremos una buena reunión, aunque es un negociador duro", bromeó Trump sobre Xi desde la ciudad portuaria de Busan. Después, con ambos sentados a la mesa de negociaciones, se mostró confiado en que este encuentro culmine de forma positiva. Xi utilizó la misma dialéctica y, quitando hierro a los meses de conflicto mercantil, aseguró que "es normal que las dos principales economías del mundo tengan fricciones de vez en cuando".
Trump dijo que la reunión podría alargarse hasta cuatro horas; sin embargo, una hora y media después de su primer saludo, la prensa china informó sobre su fin. Trump volvió a estrechar la mano de Xi y lo acompañó hasta su coche antes de que el presidente estadounidense fuera recibido con honores en el aeropuerto.
"En una escala del 1 al 10, la reunión ha sido un 12", presumió el republicano a bordo del Air Force One de vuelta a Washington.









