
os expresidentes de Perú vuelven a ocupar la agenda pública del vecino país, no por propuestas políticas ni por aspiraciones electorales, sino por condenas en prisión. Martín Vizcarra fue sentenciado a 14 años este miércoles por hechos de corrupción y Pedro Castillo, a 11 años y 11 meses por golpista.
Vízcarra y Castillo conforman con los expresidente Ollanta Humala y Alejandro Toledo un poker de ex mandatarios encarcelados en una prisión de Lima por hechos graves contra el país que presidieron en diferentes etapas y marcan un especie de maldición en el poder.
Pedro Castillo, profesor de sombrero de copa alta que representó la esperanza de las regiones excluidas, ha sido condenado este jueves a 11 años y 11 meses de cárcel por el delito de conspiración. El 7 de diciembre de 2022, el entonces presidente dio un mensaje a la nación, con las manos temblorosas. Disolvió el Congreso, instauró un gobierno de excepción, decretó un toque de queda y anunció la reorganización del sistema de justicia.
Perú entró en caos. Castillo había dado un autogolpe, tal como Alberto Fujimori en 1992. Fujimori, exprsidente fallecido, también acabó en la cárcel no solamente por actos de corrupción, también por violación a los Derechos Humanos.
El Congreso peruano destituyó a Castillo por incapacidad moral después del autogolpe y nombró a Dina Boluarte como su sucesora. Hubo quienes dijeron que estuvo drogado, que no estaba en sus cabales. Sus abogados y sus simpatizantes negaron que el golpe existió.
En todo este tiempo han sostenido que solo fue una tentativa porque nadie disparó una sola arma y que más bien Castillo ha sido una víctima de la clase política y los grupos de poder, quienes nunca le dieron la posibilidad de gobernar.
Boluarte también fue separada de la presidencia hace unos meses y es investigada por corrupción. En su lugar juró José Jerí, actual mandatario de la nación vecina.
Martín Vizcarra, expresidente que llegó a gozar de un 80% de aprobación, seguirá la ruta de casi todos los hombres que han ostentado el poder en Perú en los últimos 40 años: la cárcel.
El Poder Judicial lo condenó este miércoles a 14 años de prisión por haber recibido 2,3 millones de soles (680.000 dólares) en sobornos de parte de dos constructoras (Obrainsa e ICCGSA) a cambio de favorecerlas en la adjudicación de los proyectos Lomas de Ilo y la remodelación del Hospital de Moquegua cuando era gobernador de esa región, ubicada en el sur del país.
Según la Fiscalía, el pacto de corrupción se gestó en el 2013. La revelación de este caso fue el detonante para que Vizcarra fuera vacado por incapacidad moral permanente en noviembre de 2020 tras 32 meses de mandato. Vizcarra había relevado al economista Pedro Pablo Kuczynski y obtuvo un pico de popularidad en 2019 al disolver el Congreso, pero luego su reputación se fue en caída libre por haber protagonizado el tráfico de vacunas más grande del continente durante la pandemia.
Se vacunó en secreto y permitió que casi 500 personas de las esferas más acomodadas también lo hicieran, mientras Perú encabezaba la tasa más alta de muertes por coronavirus en el mundo.
Vizcarra guarda prisión preventiva desde agosto de este año y hace que Perú tenga un poker de expresidentes en la cárcel, al coincidir cuatro, ya sea por condenas vigentes y otros inmersos en plenos procesos judiciales por casos de presunta corrupción.
Vizcarra comparte una prisión de Lima con los expresidentes Alejandro Toledo (2001-2006), Ollanta Humala (2016-2021) y Pedro Castillo (2021-2022), mientras que el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) continúa investigado y sin poder salir del país tras haber pasado tres años bajo arresto domiciliario.









