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ese al crecimiento sostenido de la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina durante 2024, Bolivia se estanca y ocupa uno de los últimos lugares del ranking regional, según el informe anual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) divulgado el viernes.

La región recibió en total 188.962 millones de dólares en IED en 2024, lo que representa un incremento del 7,1% respecto al año anterior, impulsado en gran medida por Brasil y México, que concentran más del 50% del total. Bolivia, en cambio, captó apenas 247 millones de dólares, lo que equivale a tan solo el 0,1% del total regional, informó el diario El Deber.

La cifra boliviana apenas supera en 7 millones a la de 2023 (240 millones), con una variación relativa de +2,9%, considerada irrelevante frente al dinamismo de sus vecinos. Países como Uruguay (2,5%) o Paraguay (0,7%) multiplican por varios cuerpos la participación boliviana en el mapa de las inversiones internacionales.

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“Bolivia es el peor país en atracción de Inversión Extranjera Directa de Sudamérica. Captó solo 247 millones de dólares, representando el 0,1% de la región”, advirtió el economista y diplomático de carrera Windsor Hernani Limarino, al comentar los resultados del estudio.

La tendencia boliviana a la baja es evidente. En 2021, tras la pandemia, el país había logrado atraer 840 millones de dólares, pero desde entonces los flujos cayeron drásticamente: 264 millones en 2022, 240 millones en 2023, y 247 millones en 2024. El promedio de la década 2010-2019 fue de 665 millones de dólares anuales, lo que muestra una reducción estructural en la capacidad del país para atraer capital foráneo.

Mientras tanto, países como Brasil (61.000 millones), México (38.000 millones), Chile (10.565 millones) y Colombia (10.327 millones) lideran el repunte regional, en parte gracias a políticas más activas de atracción de capital, reinversión de utilidades y estabilidad normativa.

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Expertos señalan que Bolivia enfrenta serios desafíos estructurales: inseguridad jurídica, trabas burocráticas, falta de incentivos fiscales y un entorno político impredecible. “La IED no solo representa dinero fresco, sino tecnología, empleo y competitividad. Quedar fuera de esta dinámica es preocupante”, comentó Hernani.

El informe también subraya que, a pesar del potencial del litio boliviano, con una de las mayores reservas del mundo, el país no ha logrado capitalizar su riqueza mineral con flujos significativos de inversión. Algunos acuerdos con empresas extranjeras estatales no han sido suficientes para cambiar esta tendencia. Otros sectores estratégicos, como agroindustria, tecnología o turismo, tampoco han sido capaces de atraer inversiones relevantes.

La CEPAL advierte que los flujos de IED en la región están siendo moldeados por la incertidumbre global, particularmente por la política arancelaria impulsada por el expresidente estadounidense Donald Trump, que afecta el comercio internacional. A pesar de ello, Estados Unidos continúa siendo el mayor inversionista en América Latina, con el 38% del total regional en 2024, seguido por una Unión Europea en declive, que bajó al 15%, de acuerdo con el reporte internacional.