
i bien actualmente el foco de debate y análisis esta principalmente en el tema político-electoral, considerándose que en agosto son las elecciones nacionales, lo cual marcará literalmente el destino del país, no se debe dejar a un lado la problemática económica vigente en Bolivia. Entre la falta de carburantes, escasez de dólares y una inflación histórica, que han llevado inclusive al Gobierno a vetar la exportación de carne vacuna, y el escenario con duras criticas a los muy cuestionables contratos de litio firmados por el Gobierno. Sin embargo, todo esto esta afectando a la credibilidad y certidumbre de invertir en nuestro país, lo cual sin duda ha elevado últimamente nuestro “riesgo país”.
Haciendo un ranking a nivel regional, a la fecha, el primer lugar es ocupado por Venezuela con un riesgo país de 17.813 puntos. Le sigue Bolivia con 2.021 puntos y en tercer lugar se encuentra Ecuador con 1.319 puntos. Los países con menos riesgo para invertir son Uruguay (86 puntos), Chile (120 puntos) y Perú (151 puntos). A nivel mundial el promedio es de 283 puntos y a nivel de Latinoamérica es de 412 puntos.
Argentina, un caso especial, pasó de noviembre de 2024 de ser la segunda nación con mayor riesgo país en la región a ser la cuarta actualmente, después de varios años de tener este índice de manera negativa. El cambio se atribuye al gobierno de Milei y sus políticas económicas de schok, con reajustes estructurales principalmente en el área fiscal. Recibió el país con un EMBI de 1.940 puntos y ahora se redujo a 695 puntos.
Bolivia destronó a Argentina, el 29 de noviembre de 2023, como la economía con mayor riesgo país del continente americano y la región. Entonces nuestro país tenía un EMBI de 2.046 puntos y cerró el 2023 con 2.233 puntos. En 2024 nuestra economía comenzó con un riesgo país de 2.121 puntos. El registro más bajo de esa gestión fue de 1.701 puntos el 5 de marzo de 2024. Posteriormente el indicador estuvo relativamente estable, hasta el 26 de junio de 2024, cuando ocurrió la toma militar en la sede de gobierno. Al día siguiente comenzó a ascender (2.082 puntos) hasta llegar a un tope de 2.318 puntos el 10 de septiembre. Luego, hubo una relativa tendencia a bajar, pero a fines de noviembre nuevamente superó los 2.000 puntos, hasta el 31 de diciembre, cuando el riesgo país llegó a 2.087 puntos.
Algunos datos interesantes, es que hace 5 años, es decir el 19 de febrero de 2020, nuestro riesgo país era de apenas 275 puntos, y durante este periodo, hasta la fecha, creció en un 635%. A partir del 15 de marzo de 2023, nuestro indicador superó la barrera de los 1.000 puntos con un riesgo país de 1.033 puntos, coincidente con el inicio de la crisis cambiaria, que tuvo como consecuencias la escasez e iliquidez de dólares en el sector publico y privado nacional y una cotización elevada en el mercado paralelo.
Bolivia no siempre tuvo un riesgo país tan alto y tampoco ocupó el segundo lugar en el continente, inclusive llegó a tener menos de 100 puntos de índice EMBI, pero desde el 2023, por problemas de solvencia y liquidez en el gobierno nacional, hubo un deterioro en este indicador y en la confianza en el repago de nuestra deuda externa.
Bolivia cerró el 2024 e inició el 2025 como la segunda economía con mayor riesgo país de la región. Aunque este indicador se concentra principalmente en la deuda pública externa emitida por Bolivia y las condiciones, garantías y certezas de que la misma se pague oportunamente, como el caso de los bonos soberanos, no deja a un lado la evaluación de los indicadores macroeconómicos del país, tanto públicos como privados, las calificaciones de riesgo e inversión internacionales, el contexto político, social y el estado de gobernabilidad de la nación, factores clave para la toma de decisiones de préstamo o inversión extranjera, más aún en un país subdesarrollado y con una crisis multidimensional de más de 10 años.
Si alguien quisiera invertir o prestarnos dinero, actualmente nos exigirían al menos un 25% de tasa de rendimiento o de prima de riesgo, esto en función al EMBI y las perspectivas económicas que tiene Bolivia, aquejada actualmente por una escasez de carburantes, falta de dólares, inflación elevada, y un serio riesgo de default y crisis de balanza de pagos a corto plazo.
Luis Fernando Romero es economista y analista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.