inalmente llegó el día del partido con Colombia y una nueva incógnita será revelada hoy. ¿Estaba La Selección preparada para este cotejo o la presión perjudicó al equipo dirigido por Villegas? En los últimos días vengo escuchando de algunos colegas periodistas deportivos ese criterio. “A La Selección no debemos presionarla”, “los jugadores bolivianos no están preparados mentalmente para una exigencia de esa naturaleza”, “el plan estratégico de la Federación Boliviana de Fútbol es de 10 años, Villegas está recién 2 meses y algo más”. “No podemos castigar a los jugadores poniendo sobre sus espaldas una carga tan pesada”.
La verdad es que no sé si escucho criterios sobre un grupo de jugadores profesionales o de una selección infanto juvenil, que tiene la casi imposible responsabilidad de representar al país en un partido de fútbol ante un equipo nacional de Europa. Bolivia viene de ganar 2 partidos consecutivos por eliminatoria y sumar 6 puntos; 3 de ellos en El Alto y 3 en Santiago de Chile. Única selección que logró 6 de 6 en la última fecha doble.
Una vez más debo insistir que la base del éxito en este tipo de circunstancias es la capacidad mental para superar la adversidad y lograr resultados positivos. La presión es un elemento inseparable del deporte de competición y puede ciertamente tener un efecto bipolar en las personas. Sostengo la frase en plural, pues me refiero en este caso a un equipo de fútbol.
Poniéndome a pensar, investigar, debatir con mis compañeros del Programa Estudio Estadio de Radio Monumental y siempre tratando de convencer mi punto de vista, es que me siento apto para expresar ideas específicas al respecto.
Consultando “El Libro Rojo” de Carl Jung (conocido como uno de “los padres de la psicología” junto a Freud); la presión puede ser externa o interna; puede provenir de las expectativas que tenga el deportista de sí mismo o de las que tengan los demás.
En este tiempo moderno del perfeccionamiento del fútbol y su trabajo en todo sentido, la presión negativa debe ser un tema superado y que de ninguna manera pueda sobre ponerse al rendimiento físico, técnico y cognitivo del atleta y mucho menos del equipo, si debemos referirnos a la producción colectiva de un grupo de personas que están incluso para ayudarse unas a otras por un bien común.
La presión puede ser negativa o positiva y ambas pueden afectar el rendimiento del deportista.
La presión puede manifestarse en sensaciones fisiológicas y corporales que afectan el desempeño del deportista.
La presión puede ser un factor que afecte la motivación del deportista.
La presión puede ser un factor que afecte la capacidad del deportista para causar estrés.
Para gestionar la presión, los deportistas pueden: aprender a lidiar con la presión y las expectativas, a dosificar el estrés. En el caso de los deportes de equipo, se puede trabajar la presión psicológica incorporándola a los entrenamientos. Por ejemplo, se pueden practicar actividades en las que el rendimiento de un jugador sea el resultado colectivo.
La presión es un elemento inherente al deporte de competición y debería ser un factor motivador para los deportistas; es más, se ha comprobado que los mejores deportistas son los que han superado totalmente la presión negativa y la usan como recurso para auto estimularse, cargar con ella y liberar a sus compañeros de equipo de esa sobre exigencia; es entonces donde aparecen los “caudillos”, los líderes natos, aquellos que están destinados a sumar logros y vestir de glorias sus anhelos y expectativas. La presión competitiva deberá ser siempre el estímulo que mejore el rendimiento.
Ahora, si no se tienen esas condiciones mentales, trabajo psicológico, ese que viene desde la cuna, entonces la práctica del deporte y la competencia están demás. La presión negativa le habría ganado al reto y la superación personal y colectiva, haciendo del equipo un grupo de individuos limitados, sin estándares de superación, incapaces de lograr retos y metas deportivas. Hablaríamos ahí de una mentalidad perdedora, frustrada, sin aspiraciones, resaltando el reflejo mediocre del que solo se resigna a perder, victimizando su destino por diferentes temas, como la falta de recursos y los detalles inherentes al deporte de última generación; en este caso al fútbol moderno.
Hoy, La Selección Boliviana debe ser exigida y la presión debe motivarlos a conseguir una victoria frente a Colombia para meternos nuevamente en competencia y soñar con la aspiración de clasificar a la Copa del Mundo. Caso contrario ¿para qué participar en la eliminatoria? La presión psicológica en los deportistas puede ser interna o externa y puede provenir de: las expectativas que el atleta tiene de sí mismo. Las expectativas que los demás tienen de su desempeño o el miedo a fracasar. Solo depende de ellos.
Confío en La Selección Boliviana y el momento futbolístico que pasa. Sé de la experiencia y capacidad del técnico Oscar Villegas. Sé de la presión que un país necesitado de victorias ejerce sobre este grupo de jugadores, así como el compromiso de responder en los 2 siguientes partidos, ante las selecciones más difíciles del torneo, Colombia y Argentina. Vaya que debe haber presión y exigencia. Ojalá también exista hambre de éxito y gloria en los jugadores.
¡Vamos Bolivia que se puede!
Gonzalo Gorritti es periodista deportivo.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.