
eliz día del periodista. Esta es la frase con la que cada año nos “celebran”. Lo digo entre comillas, porque cada 10 de mayo la gran mayoría de la sociedad boliviana nos celebra, pero esta vez es entrecomillas.
Quiero contarles cuán “felices” somos los periodistas. Primero hablemos de la felicidad económica. Dudo que muchos de mis colegas sean felices porque les deben el pago de sus salarios. ¿Cuántos medios de comunicación grandes, serios, y renombrados, adeudan no meses sino años de salarios a sus empleados? ¡Muchos!
Luego están los periodistas que han dejado de serlo, gracias a este maltrato laboral, y, hoy por hoy se dedican a otra cosa. Hablemos del consumo de noticias, de la felicidad del receptor, cuando alegremente la gente dice que los periodistas “deberíamos investigar”, “deberíamos averiguar”, “deberíamos profundizar”, como si fuéramos una agencia de investigación. Por supuesto que lo haríamos, porque queremos aportar a la sociedad con la verdad, porque ésa es nuestra vocación ¿pero de qué vivimos?
Las cuentas no se pagan con buenas intenciones emitidas en Facebook.
Entonces aquí viene mi pregunta de fondo ¿estarías dispuesto (a) a suscribirte a un medio de comunicación para que éste pueda trabajar en lo que tú pides, en lo que necesitamos como sociedad?
¿Cuánto pagarías?
O te estás mal acostumbrando a consumir contenido gratuito de creadores de contenido que solamente se dedican a dar su visión de las cosas.
¿O te estás habituando a consumir noticias que vienen a ti desde la televisión, pero son presentadas por muchachas que han sido obligadas a vestir con poca ropa?
¿Sabías que estas periodistas, que cumplen una función informativa, sufren mucho porque no tienen salarios dignos, sufren acoso sexual, y cosas peores?
Hace poco las periodistas cochabambinas Paola Cadima (Unitel) y Ángela Mamani (Canal 35 Televisión Tunari), fueron víctimas de golpes, y una de ellas fue objeto de agresión sexual con manoseos de toda índole, cuando cumplían con su labor.
Hoy es muy fácil decir feliz día del periodista, pero en el fondo la gente no quiere la verdad, sólo quiere tener la razón.
Sólo quiere una noticia que respalde su sesgado punto de vista. Inclusive las empresas prefieren contratar publicidad basada en estadísticas tergiversadas, porque miran los números de gente que, sin ningún problema, compra “likes” o seguidores, para hacer creer que llega a miles de personas.
Pero se olvidan de que el contenido propio, auténtico, y bien realizado es lo que hace que una persona se llame periodista con todas sus letras.
No nos celebres si al mismo tiempo consumes mentiras maquilladas de noticias, o compartes desinformación sólo porque calza con tu sesgo. No digas que valoras la verdad si no estás dispuesto a defenderla con algo más que un “like”. Detrás de cada nota honesta hay una batalla silenciosa contra el hambre, el miedo, la censura y el olvido.
Ser periodista en Bolivia no es una celebración, es una resistencia. Resistimos al silencio impuesto por la pobreza, al desprecio disfrazado de indiferencia, a la violencia física, digital y simbólica. Y seguiremos. Pero que quede claro: la próxima vez que digas “feliz día del periodista”, asegúrate de estar del lado de quienes aún se atreven a decir lo que otros callan.
Mónica Briançon Messinger es periodista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad de la autora y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.