
a postulación del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo y del dirigente de la CSUTCB, Milán Berna, a la presidencia y vicepresidencia no deja de ser sorpresiva, sobre todo porque durante los últimos días se especuló sobre el inminente regreso de un arrepentido Luis Arce a la carrera electoral.
Pero Arce se quedó nomás en el camino directo al olvido y apareció un sucesor para ese proyecto fallido sobre el que pesa la responsabilidad de haber conducido al país al peor momento económico de su historia.
Así como, hasta hace 4 años, se mantenía la referencia a los tiempos de la UDP para hacer memoria sobre uno de los tiempos de catástrofe, de ahora en más se hablará de la crisis de Arce y el MÁS, con el agravante de que este también fue un período de profundo deterioro democrático, a diferencia de lo que ocurrió cuando el doctor Hernán Siles Zuazo fue presidente.
El de Castillo/Berna es un binomio de emergencia. Sirve para cerrar el paso a cualquier posibilidad de que Evo Morales continúe utilizando la sigla del MAS o a que lo haga Andrónico Rodríguez. Ambos, más el segundo que el primero, tendrán ahora que buscarse sigla. Tocarán seguramente a las puertas de Unidad Cívica Solidaridad o de algún otro partido o agrupación con personería que todavía esté disponible.
El nuevo binomio masista no representa en sentido estricto al Movimiento al Socialismo. Es, a lo sumo, una candidatura gubernamental, con bases reducidas a lo que queda de lealtad en el sector público y de algunos movimientos sociales que todavía reciben algún beneficio o prebenda del Gobierno.
Aunque del Castillo tiene alguna militancia conocida y protagonismo violento en la época de la huida de Evo Morales, no es ni un ideólogo, ni un referente profesional como en algún momento lo fue Arce y mucho menos un símbolo. Eso sí tiene el control y lo tendrá del aparato policial, de inteligencia y represivo del Estado, además de recursos para destinar a su campaña. Es poco probable, sin embargo, que sus votos superen los que en la actualidad se inclinan por Arce, es decir el 2% y poquito más.
De todas formas, la postulación del ministro de Gobierno divide el voto del bloque popular. Si llega a tener 2 o 3% será esa la cantidad de votos que reste a cualquier otra opción de la misma línea ya sea la de Andrónico Rodríguez o la improbable de Evo Morales.
Hay mucho en el extremo que reúne al MAS-Sector Público y al partido de las dirigencias histórica, originarias y cocaleras. Incluso Andrónico, que venía con fuerza, ha resentido el momento de confusión entre los militantes y simpatizantes. Parece que la emergencia no termina en el binomio.
Hernán Terrazas Ergueta es periodista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.