espués de haber revisado y corroborado, en base a datos del INE, que nuestro saldo comercial acumulado negativo, de enero a septiembre 2024 fue 529% mayor en comparación con el mismo periodo del 2023, también se ha constatado que entre 2018 y 2024, es decir en los últimos 7 años, este indicador es el segundo más grande después del observado el 2019 (-681 millones de dólares).
De hecho, ni en el año pandemia se tuvo un saldo comercial negativo de esa magnitud, en el 2020 fue de solo -19 millones de dólares. Se recalca que durante estos años de estudio, el 2021 y 2022 fueron los únicos años que tuvimos un saldo comercial acumulado positivo.
De noviembre de 2021 a agosto de 2022 tuvimos una racha optima continua con puros saldos comerciales positivos. En los últimos 25 meses, desde septiembre de 2022 hasta septiembre de 2024, dos periodos anuales, solo el 39% de los mismos, fueron saldos comerciales positivos. Sin embargo, sumando todos los datos observados de saldos comerciales durante este periodo, se observa que dan un total negativo de 1.324,6 millones de dólares.
Es evidente que nuestra balanza comercial no es óptima, prevalen los déficits comerciales y que esta situación se ha acentuado en 2023 y más aun el 2024, por la escasez de dólares y su cotización elevada en el mercado paralelo. El 2023, solo el 33% de los meses, tuvo saldos comerciales positivos. En el 2024, de enero a septiembre, solo 5 fueron favorables a nuestro comercio exterior.
Desde el año de la “nacionalización” de los hidrocarburos, ha habido un reajuste importante en nuestro comercio exterior, que tuvo un comportamiento cíclico favorable, ya que la producción y exportación de gas natural eran cuantiosos. En los últimos 18 años, a pesar que solo el 27% fueron gestiones con saldos comerciales negativos, parece que será muy difícil repetir los 3.401 millones de dólares de la balanza comercial favorable a nuestra economía. De hecho, en 2023 nuestro saldo comercial fue negativo por 570,6 millones de dólares.
En las gestiones 2023 y 2024, el deterioro del comercio exterior obedece a una crisis cambiaria y hasta política por casi un mes de bloqueos, su causa principal es de origen fiscal, 12 años ya consecutivos de déficit público, que ha generado un agotamiento de nuestras RIN, y una muy limitada, por no decir nula, oferta de dólares por el sistema financiero nacional.
Si queremos que nuestros saldos comerciales sean positivos y sostenibles, es imperante realizar reajustes estructurales, pero no solo en el tema fiscal, sino que también monetario (tipo de cambio), normativo (leyes a favor de las inversiones y empresas), comerciales (con acuerdos favorables y pragmáticos), en fin, que garanticen y mejoren las condiciones de trabajo y operación de exportadores e importadores.
Si la situación no cambia, el resultado será un achicamiento de nuestra economía, menor consumo, gasto, inversión y empleo, donde florecerá mas la inflación, la pobreza y la informalidad.
Luis Fernando Romero es economista y analista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.