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arco Rubio se encuentra en México con una prioridad sobre la mesa: el tráfico de fentanilo, del que derivan otras negociaciones. Busca cerrar con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, un nuevo acuerdo de seguridad entre los dos países, pero llegó para negociar con un arma cargada: la amenaza del presidente Donald Trump de que Estados Unidos declare la guerra comercial con los aranceles como munición principal.

Sheinbaum ha repetido que cualquier acuerdo con Estados Unidos se hará desde “la responsabilidad compartida, la confianza mutua, el respeto a la soberanía y territorialidad y la cooperación sin subordinación”. Puede entenderse que implica que los cuerpos militares de Estados Unidos no realizarán operaciones unilaterales dentro de México.

Trump ha ofrecido varias veces a México enviar tropas para combatir a los carteles y la Casa Blanca incluyó el pasado febrero a varios grupos criminales mexicanos y latinoamericanos en su listado de organizaciones terroristas.

Este martes Trump ordenó su primer gran golpe en este nuevo marco. El Ejército hundió en el mar Caribe una embarcación que había zarpado de Venezuela supuestamente cargada de droga. ”Un ataque contra personas identificadas con toda seguridad como narcoterroristas”, dijo la comunicación oficial. Hay al menos 11 tripulantes muertos.

Desde su vuelta a la presidencia de Estados Unidos en enero de 2025, Trump ha usado los aranceles como un bate de béisbol contra México y el resto del mundo. La Administración de Sheinbaum logró esquivar un primer ataque el pasado abril y en agosto pudo retrasar 90 días una segunda amenaza.

“México aún no ha detenido a los carteles que intentan hacer de toda Norteamérica un terreno de juego del narcotráfico”, justificó Trump. Alrededor del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos.

Este es el cuarto viaje de Rubio como jefe de la diplomacia de Estados Unidos y ocurre poco después de que la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, presentase el Proyecto Portero, último desencuentro en seguridad entre México y Estados Unidos.

La DEA aseguró que tenían un acuerdo con sus socios mexicanos en “la lucha contra los carteles”, pero la presidenta mexicana negó que hubiera algún trato con ellos.

Mientras que la Administración de su mentor, Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), estuvo marcada por desencuentros constantes con la DEA, la llegada de Sheinbaum y Omar García Harfuch, su secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, pareció mejorar la relación. García Harfuch se entiende con las agencias estadounidenses y, desde la segunda llegada de Trump, los operativos contra el tráfico de fentanilo son constantes en territorio mexicano.

También, de nuevo ante la amenaza de una guerra comercial, México ha recibido a 55 narcotraficantes en dos tandas, incluyendo a Rafael Caro Quintero, un símbolo para Estados Unidos por su papel en el asesinato del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena en 1985.

Rubio, político ultraconservador y que nunca ha tenido palabras amables para México, viene con la misión declarada de lograr “medidas rápidas y decisivas para desmantelar los carteles, detener el tráfico de fentanilo, poner fin a la inmigración ilegal, reducir el déficit comercial y promover la prosperidad económica y contrarrestar a los actores malignos extracontinentales”.

Tiene un as en la manga, y es que la amenaza sigue sobre la mesa de negociación. En menos de 60 días se cumple el plazo para que lleguen los aranceles.