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E

l buscado exministro Juan Ramón Quintana volvió a manifestarse mediante una entrevista con un medio argentino para enviar mensajes al gobierno que combate, paradójicamente una administración del MAS (arcista), y a la comunidad internacional, pero también dio a entender que aún se encuentra en el país.

En una parte de su alocución se refirió a lo que le tocó vivir en 2019 y 2020, cuando junto con otros miembros del régimen de Evo Morales, estuvo asilado por varios meses en la residencia de la embajada de México, un país con mucha tradición en brindar refugio a personas perseguidas por razones políticas.

En la entrevista con “Sangrre”, Quintana aseguró que está “viviendo un segundo momento de persecución política y judicial que no es distinto a lo sucedido durante el supuesto “golpe de Estado” de 2019.

“Arce está replicando esas prácticas de las hordas golpistas (de la expresidenta) Jeanine Áñez. Pero esta vez no solo allanaron mi casa, sino también el Observatorio de Democracia y Seguridad, un centro académico que dirijo con mi esposa Loreta Tellería. Rompieron puertas, allanaron una biblioteca con más de 10.000 libros y confiscaron documentos. Esto no ocurrió ni siquiera durante el régimen de Áñez. Es un retorno a las prácticas inquisitoriales de las dictaduras militares”, señaló.

“Aquí no existe la presunción de inocencia. Mi caso no es el único: a Evo Morales intentaron asesinarlo, y sé que hay una disposición para intentar hacer lo mismo conmigo. Por eso, esta es mi denuncia ante la comunidad internacional. Estamos llevando el caso a la CIDH para proteger mi vida y agradezco las expresiones de solidaridad que buscan proteger también a mi familia, mi esposa y mis hijos, quienes están siendo asediados”, dijo.

El hombre fuerte de Morales, acusado de presunto terrorismo y otros delitos, insistió en que es “perseguido por un régimen que ha quebrantado todas las garantías constitucionales”.

Señaló que el “intento de asesinato” de Morales es “un punto de quiebre en la política boliviana” porque, en su criterio, es “el escalón más alto del plan de construcción de un nuevo orden político por parte del gobierno de Luis Arce”.

“No se trata de una disputa personal entre Evo y Arce, es una estrategia deliberada para eliminar una amenaza política para este nuevo orden y consolidar un proyecto”, agregó.

“Evo ha sido construido como un ‘enemigo interno’ para legitimar y destruir su reputación y liderazgo. Estamos en la antesala de un potencial escenario de crímenes políticos, de crímenes de Estado, combinados con delitos de odio y racismo”, advirtió.

Según su versión, el plan del gobierno de Arce “busca capturar el Estado a mediano y largo plazo, desmantelando el legado de Evo Morales”.

“Su eliminación es clave para encubrir las prácticas aberrantes del régimen actual, que socavan el Estado Plurinacional. Hoy, Arce es el Lenin Moreno de Bolivia, un traidor”, enfatizó.