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os precios internacionales del oro han registrado un significativo aumento, cerrando la jornada de este jueves con un incremento del 0,72%. La onza fina cerró cotizando a $us 2.734 en Estados Unidos.

Este repunte se ha visto impulsado por diversos factores, incluyendo la caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro del país del norte y un dólar debilitado.

Según los expertos, el oro se ha beneficiado de la creciente demanda de activos de refugio seguro. La situación se da en medio de un clima de incertidumbre geopolítica y tensiones en Oriente Medio. Además, la cercanía de las elecciones estadounidenses añade una capa adicional de volatilidad a los mercados, fortaleciendo al metal dorado.

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Jim Wyckoff, reconocido analista financiero, explicó que «la demanda de refugio seguro sigue siendo un importante factor subyacente de apoyo para los metales preciosos». Resaltó que la tendencia alcista del oro se ha mantenido fuerte en el corto plazo. «El próximo objetivo alcista es producir un cierre por encima de la sólida resistencia de 2.800 dólares», señaló Wyckoff.

Sin embargo, también advirtió que los actores que impulsan tendencias bajistas intentarán empujar los precios por debajo del soporte en $us 2.650. Con todo, la tendencia inmediata favorece claramente a los alcistas.

Otro factor clave que ha respaldado el precio del oro es la preocupación sobre la deuda fiscal de Estados Unidos. Analistas de ANZ destacaron que «las preocupaciones sobre las perspectivas de aumento de la deuda fiscal de EEUU están impulsando la inversión en oro”. Este metal es un activo que históricamente ha actuado como refugio frente a la inestabilidad económica.

Además, en el frente geopolítico, la reciente cumbre de los BRICS celebrada en Kazán, Rusia, ha sumado otro impulso a la demanda de oro. El presidente ruso, Vladimir Putin, presentó un sistema alternativo de pagos internacionales utilizando blockchain y monedas digitales, con el objetivo de reducir la dependencia del dólar estadounidense. Wyckoff apuntó que este movimiento podría ser «un factor alcista a largo plazo para el mercado del oro», dado que fomenta la desdolarización y ofrece un refugio frente a las sanciones económicas impuestas por Occidente.