na fecha, un hecho principal y dos versiones absolutamente opuestas. La guerra por el poder entre el evismo y al arcismo da para todo. Y como la justicia boliviana actúa en función de los intereses políticos, queda claro que la "verdad histórica de los hechos" no se conocerá, mientras la disputa de facciones reine en el país.
Para el evismo, lo ocurrido a las 06:25 del domingo 27 de octubre, en la carretera entre Villa Tunari y Lauca Ñ, fue una emboscada de policías vestidos de civil y agentes de la DEA estadounidense con el objetivo de asesinarlo o al menos su detención por delitos relacionados con los bloqueos carreteros en plena ejecución en ese momento, pero también otros relacionados a actividades ilícitas de narcotráfico.
Para el arcismo, en cambio, se trató de un intercambio de disparos de armas de fuego entre agentes antidrogas y Evo Morales y sus allegados luego de que éstos último evadieron un control rutinario antinarcóticos en dos vehículos (una vagoneta celeste y una camioneta de color oscuro, ambos vehículos de alta gama facilitados por Venezuela).
Morales reiteró este lunes una investigación internacional del supuesto ataque armado que sufrió hace 11 días sobre la base de nuevas imágenes que mostró y que, según él, prueban que buscaban apresarlo o asesinarlo en una acción conjunta entre el gobierno de Luis Arce y Estados Unidos a través de la DEA, la conocida agencia antidrogas.
Morales difundió un video que brinda detalles del suceso con una recolección de imágenes de cámaras de seguridad que le proporcionaron dueños de algunas viviendas y sindicatos de transporte en el trópico de Cochabamba, su principal bastión político y sindical.
“Mi deseo es que se investigue, que se sepa la verdad”, enfatizó en una comparecencia virtual ante medios internacionales después de presentar un documental llamado "Intento de asesinato a Evo Morales".
“Antes era derecha y el imperio (...) ahora es imperio, Gobierno y medios de comunicación”, dijo Morales.
El político negó las versiones que sostienen de que se trató de un “autoatentado” o que fueron sus allegados quienes intentaron simular un ataque a tiros para culpar al Gobierno.
El exgobernante identificó a los protagonistas de la persecución como policías que estaban vestidos de civiles en camionetas sin matrículas, supuestamente “incautados al narcotráfico”, con la misión de detenerlo o matarlo, y que si se daba esto último simular que se trataba de un “ajuste de cuentas” por un tema de drogas.
La versión opuesta a la de Morales ha sido divulgada por el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, quien sostuvo que se evadió el control antidrogas, hubo una balacera, hay disparos de adentro hacia afuera en los vehículos y un efectivo policial fue atropellado y luego perdió la vida por las graves heridas que lo dejaron en estado de coma.
El fin de semana, confirmó que se abrió un proceso judicial contra Morales por “omisión de socorro” al policía atropellado y dijo que “21 testigos protegidos” declararán ante la Fiscalía lo que vieron el 27 de octubre, por lo que se pedirá que Morales se presente a dar su versión.
Al respecto, Morales dijo que el ministro Del Castillo “miente”, por lo que insistió en que se haga una investigación imparcial y esencialmente de carácter internacional.
La guerra de versiones se da en medio de fallos constitucionales que disponen que Morales estaría inhabilitado para ser candidato presidencial en 2025, mientras que otro señaló que el expresidente dejó de ser líder del MAS después de casi tres décadas.