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ste 28 de octubre se cumplen cuatro años del violento avasallamiento del predios Las Londras, en el norte de Santa Cruz, sin sentenciados hasta el momento. Pero, las invasiones de tierras no cesan y a tres años de Las Londras la propiedad El Encanto, en la provincia Guarayos, volvió a ser avasallada por un grupo de interculturales.

El grupo de avasalladores que había sido desalojado El Encanto volvió a invadirlo el sábado en la noche. Dijeron que no se retirarán del lugar hasta que se les reconozca “lo invertido” y se alcance una “solución salomónica” con los propietarios de la estancia productiva de 4.500 hectáreas, ubicada en el municipio de Ascensión de Guarayos.

En un video grabado en el lugar, los ocupantes afirman que han invertido entre 15.000 y 20.000 dólares por persona en desmontes y preparación del terreno, por lo que exigen que esa inversión sea reconocida. “Nosotros no hemos venido a hacer daño. De las dos partes tenemos que darle salida”, dice uno de los voceros del grupo invasor, según informó El Deber.

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Periodistas de Santa Cruz realizaron este martes una movilización ante la impunidad en el caso Las Londras que, además del avasallamiento de tierras, existió secuestro y torturas a siete periodistas, policías y empresarios y trabajadores agrícolas.

En el caso de El Encanto, los avasalladores, que se identifican como afiliados de una comunidad organizada, dijeron: "Si nos proponen una solución salomónica lo vamos a entender”.

No es la primera vez que este grupo de invasores ingresa a El Encanto. El año pasado, incluso, emboscaron y dejaron heridos a policías que intentaban ejecutar una orden de desalojo.

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Tras ese hecho y ante la amplia cobertura mediática, los invasores abandonaron el lugar de forma voluntaria. Sin embargo, volvieron a ingresar y aseguran que no se irán hasta lograr un “acuerdo salomónico”.

La propietaria, Grecia Yucra, denunció que la toma del predio “se está complicando más. Empezaron a movilizarse, hay más gente. Están queriendo sacar la maquinaria porque ya están cerca del campamento”.

Relató que los avasalladores aprovecharon un descuido del personal para avanzar y establecerse más adentro del predio. “Han metido niños, adultos, viejitos. Es su modo de operar”, dijo.

La propietaria explicó que los ocupantes provienen de la comunidad Cerro Grande, una zona del mismo municipio donde —aseguró— se concentran grupos dedicados a la toma ilegal de tierras. “Todos los avasalladores que avasallan Guarayos están en ese pueblito. No es solo mi propiedad, hay varias más afectadas”, afirmó.