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E

l presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de 79 años, fue operado de emergencia anoche en Sao Paulo debido a una “hemorragia intracraneal”, anunció este martes el Hospital Sirio-Libanés.

“La cirugía transcurrió sin complicaciones. Por el momento, el presidente se encuentra bien, bajo seguimiento en una cama de Unidad de Cuidados Intensivos”, agregó el hospital en un comunicado publicado en la madrugada en las redes sociales del mandatario.

Los médicos explicaron que Lula sintió dolor de cabeza y le realizaron en Brasilia una resonancia magnética que mostró una hemorragia cerebral, que atribuyeron a la caída que sufrió hace un mes y medio.

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“Fue trasladado al Hospital Sirio-Libanés, unidad de Sao Paulo, donde se le realizó una craneotomía para drenar el hematoma”.

El 19 de octubre el presidente brasileño se cayó en el baño de su residencia, sufriendo una herida en la nuca. Debió recibir puntos de sutura.

Por recomendación médica, a raíz de ese accidente, canceló su viaje a Rusia, donde debía participar en la cumbre de los BRICS, en la que intervino por videoconferencia.

Tampoco asistió, como tenía previsto, a la cumbre de Naciones Unidas sobre el clima COP29 en Bakú, la capital de Azerbaiyán.

Lula mantuvo sus compromisos en agenda pero despachó desde la residencia oficial durante varios días.

Un mes después, el 18 y 19 de noviembre, fue anfitrión de la cumbre del G20 en Rio de Janeiro, donde recibió a decenas de mandatarios, entre ellos el estadounidense Joe Biden y el chino Xi Jinping.

Ritmo intenso

Lula tiene un intenso ritmo de trabajo en el que encadena eventos oficiales, donde es común que ofrezca largos y acalorados discursos.

El mandatario habla a menudo de su buen estado de salud, señalando incluso que se siente mejor que nunca y que quiere “vivir hasta los 120 años”.

También publica videos haciendo ejercicio en el entorno de la residencia presidencial de la Alvorada.

En octubre de 2023 fue operado de la cadera para colocarse una prótesis completa y aliviar un dolor que le aquejaba desde hacía más de un año.

Lula había comenzado a sufrir dolores de la cadera en agosto de 2022 pero la operación no se realizó hasta pasados nueve meses de su mandato.

El exlíder sindicalista, que perdió un dedo meñique cuando trabajaba en una fábrica metalúrgica, sufre de artrosis, un desgaste en los cartílagos que revisten las articulaciones, y que puede limitar el movimiento.

En 2011, fue diagnosticado de cáncer de laringe y logró una total remisión el año siguiente, tras someterse a radioterapia y quimioterapia.