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a semana pasada se han dado pasos importantes para romper una inercia peligrosa, que permita una alternativa democrática al gobierno del MAS.

Samuel Doria Medina ha presentado un Plan bajo el nombre de “Soluciones”, que busca debatir ideas que enfrenten las dificultades económicas, sociales y políticas que vive el país; y ha informado, que en las próximas semanas se anunciará la unidad de los líderes opositores tendente a lograr un candidato de consenso para las elecciones de 2025. “Desde ese punto de vista, además de los expresidentes Mesa y Quiroga, está Luis Fernando Camacho, está también el rector de la Gabriel René Moreno, Vicente Cuellar, y estoy yo.”

Las experiencias que buscaron acuerdos en las últimas elecciones, fueron un fracaso en términos electorales por la dispersión del voto. Salvo el corto periodo generado el 2019 en el que ganó el voto útil con el binomio Mesa/Pedraza, y que dejó en evidencia un fraude bochornoso que desencadenó la huida de Morales/García Linera, se continuó con el desastroso gobierno de la Presidente Janine Añez, y concluyó en el triunfo del MAS con Arce/Choquehuanca el año 2022; la búsqueda de una candidatura de unidad fuerte en la oposición, no ha dado resultados hasta ahora.

En ese escenario, quienes nos gobiernen a partir de 2025, necesitamos que lo hagan de una manera diferente, y para ello exigiremos que no jueguen con la esperanza de la ciudadanía mientras el país está cayéndose y quemándose, sin que esto sea una metáfora; y aunque todos tienen derecho a ser candidatos, como ciudadanos demandamos transparencia, capacidad y un compromiso que proscriba la corrupción.

Junto con los nombres señalados, existe una lista de ciudadanos/as de los que esperamos saber lo que piensan en relación a estos esfuerzos. Son ciudadanos que en algunos casos han propuesto compromisos preelectorales (primarias o encuestas) y están sumando su trayectoria actual o la que han tenido históricamente, para que no quede nadie sin ser escuchado. Los nombres, los conocemos porque han expresado su voluntad de ser candidatos, o tienen calidad de líderes de opinión por derecho propio. A riesgo de ser impertinente, ahí están Rodrigo Paz Pereira, Amparo Ballivián, Agustín Zambrana, Carlos Börth, Branko Marinkovic, Antonio Saravia, Jaime Dunn, Luis Revilla, Mario Cossío, Rubén Costas, Leopoldo Fernández.

Queda en evidencia, también, la necesidad de incorporar mujeres, indígenas y trabajadores que recojan la voz plural de la sociedad boliviana.

Mientras, parece que quienes rodean a Evo Morales no le han comunicado que ya no es presidente de la República; parece que no le han advertido que su condición en este momento es el de un ciudadano prófugo de la justicia por un caso de trata y tráfico de personas y estupro agravado, acusado de tener supuestamente un hijo con una menor cuando era presidente. Evo no asistió a prestar su declaración en Tarija argumentando la voluntad de detenerlo y la Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba ha declarado la convulsión e insurgencia”. Habían dicho que “lo que va a suceder es grave. No garantizamos nada, estamos sosteniendo a las bases, (será) responsabilidad del Gobierno que haya insurgencia y convulsión. No vamos a permitir que toquen, peor que encarcelen a Evo”, advirtió Dieter Mendoza, dirigente de una de las federaciones. Estamos frente a una situación de gravedad extrema, que ha adquirido ribetes internacionales por la defensa ideológica que ha realizado el Grupo de Puebla en favor de Morales.

Y el juicio contra la expresidenta Jeanine Áñez, el gobernador Luis Fernando Camacho y el exlíder cívico Marco Antonio Pumari, ha sido postergado hasta el 17 de octubre por “riesgo en el traslado”.

Con bloqueos y humaredas de por medio, vamos a tener que administrar una semana complicada que ya tiene, sin embargo, elementos ordenadores al estar cumpliéndose progresivamente muchos plazos pendientes.

Carlos Hugo Molina es abogado e investigador.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.