Imagen del autor
E

l manoseo de las elecciones judiciales, en las que nadie cree por sus antecedentes, unidas al absurdo generado por la crisis y el descrédito del Órgano Judicial, nos dejan cada vez más cerca de una anomia institucional, matizada por ausencia de dólares y combustible y una confrontación entre masistas que linda en lo ridículo, sin que ellos se den cuenta.

Ese escenario obliga a agudizar el ingenio y la creatividad para realizar propuestas que no pasan por el acortamiento de mandato ni por un golpe militar, agotados por el sainete del general Zúñiga y que nunca fueron alternativas para la ciudadanía democrática.

Es posible que el sistema político incremente su crisis por acumulación de eventos irresueltos con plazos cumplidos y que, conflictuando más el escenario, el Gobierno desviando la atención, está proponiendo un referéndum con tres preguntas innecesarias y cuyas respuestas son absolutamente previsibles.

Como ninguna de las tres preguntas son materia de un referéndum constitucional, resulta un despropósito el argumento que con él se podría evitar la confrontación entre bolivianos y una nueva distribución de diputados que le sumen a algunos departamentos los que les corresponderían por incremento de su población.

Si la voluntad del Gobierno fuese sincera, ¿por qué no convoca a debatir todos los temas que exigen solución, sin esperar plazos indefinidos y sin erogar ningún recurso extraordinario? A la convocatoria de los actores involucrados en plazo prudente, se organizarían mesas por cada uno de los temas, declarando el debate por tiempo y materia. Habrá que recordar que la esencia de los referéndums es simplificar a la ciudadanía la decisión (no la solución) de una situación que tiene condición relevante y estructural. Cuando las consultas son de coyuntura, radicalizan la confrontación y repito, ninguna de las propuestas son materia para una consulta constitucional.

Reconociendo la ausencia de valor para ajustar el número de diputados según define la Constitución, y como nadie querrá disminuir los diputados que tiene su departamento, la solución salomónica aconseja aumentarle los diputados a los departamentos que ganan sin restarle a nadie los que tiene. Sobre el precio y la subvención de los carburantes, el gobierno ha dicho que "prevé bajar la subvención con una mayor oferta de gasolinas premium", dejando en evidencia que el camino es tomando decisiones. Y en lo relativo a la reelección del señor Morales, ya está el referéndum del 21F y las resoluciones que definen la situación.

He realizado un esfuerzo para encontrar preguntas que justificarían la realización de un referéndum en este momento, y aparecen estas preguntas:

1. ¿Está de acuerdo en que Bolivia forme parte plena del MERCOSUR? Esta pregunta corresponde ser realizada obligatoriamente en el momento que la Asamblea Legislativa apruebe la Ley respectiva pues así lo señala el procedimiento.

2. ¿Está usted de acuerdo que Bolivia cambie su sistema de Estado, de unitario a federal?

3. ¿Está usted de acuerdo que Bolivia modifique su régimen de gobierno, de presidencialista a parlamentario?

4. ¿Está usted de acuerdo que en Bolivia la elección presidencial sea de un único periodo constitucional sin reelección (como en México) o de hasta 2 periodos constitucionales continuos, sin reelección (como en Estados Unidos)?

Convengamos que el Gobierno ha intentado desviar la atención mediática. Lo ha logrado por unos días pues los problemas continúan, ahora, con un nuevo inconveniente ligado a la realización de un pretendido referéndum que lo único que conseguirá será postergar las soluciones.

Mientras tanto, los ciudadanos decentes, seguimos trabajando todos los días para vivir dignamente.

Carlos Hugo Molina es abogado e investigador.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.