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a Constitución Política del Estado tiene sus imperativos en el marco del amplio abanico de los derechos humanos, en ese ámbito los derechos políticos tienen una enorme trascendencia cuando estamos a horas de la segunda vuelta electoral del domingo 19, en un hecho histórico, ya que por primera vez desde la vigencia de la CPE, febrero de 2009, que instituye esta jornada electoral con los dos más votados en las elecciones nacionales del 17 de agosto, en el que participaron nueve candidaturas.

Esos derechos constitucionales son la posibilidad de elegir y ser elegidos, de participar en cargos públicos, en asambleas, cabildos, en manifestaciones, de ser tomados en cuenta en las decisiones de los gobiernos nacional, municipal y departamental, de opinar sobre la marcha del Estado, de exigir cuentas los presidente, ministros, alcaldes, gobernadores, instituciones estatales. Pero su forma tangible se da en el voto democrático, que nos espera en las urnas el próximo domingo 19.

Lo que vivimos los bolivianos cada cinco años hay que asumirlo no como un rito normal de levantarnos e ir a los recintos, sino que debe tener otras connotaciones y alcance, independiente de la opción política que usted amable lector haya definido. Se trata del voto como derecho humano.

No solo irás a votar el domingo 19, también ejercerás tus derechos a elegir, a ser tomado en cuenta, a participar, a exigir cuentas a tus gobernantes. El voto democrático no termina cuando depositas la papeleta al ánfora. Tiene enorme trascendencia.

No es la democracia de los cinco minutos, tiempo en el cual ingresas al recinto electoral, miras la papeleta de los candidatos, piensas, marcas con una X y luego la depositas en el ánfora ante la atenta mirada de los jurados electorales y de los delegados de los partidarios, de paso una selfie sonriente, con la satisfacción de haber cumplido con el llamado de la democracia.

Ejerce tus derechos políticos, que el voto te abre las puertas para exigir al Estado en todos sus niveles que gobiernen con decencia, para todos y todas, con respeto a las leyes y a las instituciones y que encaren planes serios para superar el actual estado de cosas que estamos enfrentando.

Tu voto es demasiado importante como para que estés rehuyendo a esta responsabilidad. Así como han pedido tu voto, así debes pedir a los nuevos gobernantes que sean transparentes, eficientes, honestos y valientes.

La democracia no es solo aquella que cada cinco años y dentro de un cuarto podemos dar a conocer nuestra opción política a través del voto popular; es algo mucho más grande y significativo. Aunque esta democracia en los últimos años ha tenido un poderoso instrumento a su servicio: la justicia, cuyos operadores se han puesto de rodillas ante el poder para encarcelar a ciertos opositores, a quienes se atrevieron a denunciar casos graves de corrupción.

Desde la fundación de la república de Bolivia el ejercicio de la política ha tenido un matiz malévolo, cuyos protagonistas se dedicaron cuando tenían el poder a destruir al enemigo o adversario político, y para ello han utilizado muchas armas, como la justicia, las acusaciones, etc.

Pero ya en el siglo XXI tenemos que apelar a los nuevos gobernantes que emerjan el 19 de octubre, que la democracia no es la pugna a ciegas por el poder y ejecutar acciones contra los opositores, es una opción que hemos decidido los bolivianos a tratar de vivir en mejores condiciones en todos los ámbitos.

Tus derechos políticos son mandatos constitucionales. No tengas miedo de practicarlos, hazlo con valentía y esperanzas. Acude a las urnas el 19, vota por tu candidato y luego estar alerta para que el ganador asuma el gobierno con garantías, porque ya se escuchan voces de violentos parapetados en la COB y movimientos sociales —que usan el nombre de los pobres para sus intereses— que se aprestan al boicot y eso significa: bloqueos, marchas, paros, como si ellos fueran los dueños de este hermoso y diverso país.

El escritor mexicano Octavio Paz, nos dijo: “Ante todo debe aceptarse que la democracia no es un absoluto ni un proyecto sobre el futuro: es un método de convivencia civilizada”. Eso es lo menos hacemos hoy en Bolivia, tanto desde el ejercicio del poder como en cualquier sector social, por lo que les pasamos el dato a los próximos presidente, vicepresidente, diputados, senadores y entiendan que gobernar es conducir hombres y pueblos, bajo un precepto fundamental: la decencia.

Hernán Cabrera Maraz es periodista y filósofo.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.