
n informe técnico elaborado por el ingeniero Mario Galindo Queralt sobre condiciones en las que se encuentra el embovedado del río Pasajahuira, colapsado en la zona de Bajo Llojeta de La Paz, revela que la bóveda estuvo taponada durante el 2024, ya que la Alcaldía de La Paz no hizo trabajos de prevención.
El estudio revela que el embovedado Pasajahuira-Choqueyapu no solo estaba bloqueado por materiales naturales como tierra y barro, sino también por residuos sólidos, escombros de construcción, llantas e incluso dos vehículos abandonados que obstruían por completo el flujo del agua, según una nota de prensa relacionada con la Inmobiliaria Kantutani.
Por tanto, la falta de mantenimiento en el embovedado Pasajahuira-Choqueyapu y de planes efectivos de prevención por parte de la administración municipal de Iván Arias fueron la causa del desastre en Bajo Llojeta que provocó la muerte de una niña, según se desprende del informe técnico elaborado por Galindo Queralt.

De acuerdo con el informe, las lluvias intensas de la noche del 23 de noviembre fueron el punto de inflexión, pero no la causa principal. Durante más de 10 días previos, las precipitaciones habían saturado los suelos de la microcuenca Jarañapampa-Pasajahuira, lo que debilitó taludes y acumulando residuos arrastrados por el agua.
“El embovedado Pasajahuira-Choqueyapu, que debería haber servido como canal de desagüe, estaba completamente taponado. El agua, al no encontrar salida, se desbordó y buscó rutas alternas, inundando viviendas y avenidas como la Costanera y Los Sargentos”, explica.
La imagen descrita por el perito revela que el embovedado Pasajahuira-Choqueyapu, que fue construido hace más de 20 años con graves deficiencias estructurales, no ha recibido el mantenimiento adecuado recientemente.
El informe de Galindo destaca la falta de mantenimiento sistemático como un detonante clave de la tragedia. “La Alcaldía de La Paz tenía la obligación de ejecutar un plan anual de limpieza y revisión del embovedado entre abril y noviembre de 2024. Este plan nunca se llevó a cabo”, afirma el documento.
Además, el informe recalca que, en años anteriores, las gestiones municipales sí realizaban trabajos preventivos de gran envergadura, con maquinaria pesada y equipos especializados. Sin embargo, esas labores dejaron de ser prioridad en el último período.
Las imágenes capturadas por drones sobre el desastre natural muestran con claridad que el deslizamiento que se produjo en el cementerio Los Andes quedó asentado en los primeros 600 metros del río Pasajahuira y no tuvo incidencia sobre los eventos que se dieron 1,5 kilómetros más abajo.
La riada, al encontrar un embovedado Pasajahuira-Choqueyapu taponado, provocó su salida en las avenidas Los Sargentos y Costanera, mientras que una parte significativa se estancó en el área habitada por más de 30 viviendas en el lecho del río, que se encontraban, como se señaló, a más de un kilómetro y medio de distancia del inicio del deslizamiento.
“El agua buscó salida de manera natural, y al no encontrarla debido a un embovedado completamente bloqueado, terminó afectando a quienes menos responsabilidad tenían en esta cadena de omisiones: las familias de Bajo Llojeta”, concluye el informe.