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esde el desarrollo territorial, el Censo no modifica las grandes líneas de la sociedad y la economía boliviana, los lugares en los que se generan excedentes, ni los espacios que ejercen atracción migratoria de los bolivianos que buscan oportunidades. Hemos identificado esos lugares definidos por los bolivianos y los comparto con quienes ven la realidad sin la censura de las consignas y las mezquindades.

El departamento de Santa Cruz expresa las condiciones que Bolivia necesita al generar excedente económico y simbólico, competitividad internacional y atracción migratoria en el volumen que la realidad lo demuestra. Con todas las críticas a un modelo calificado de depredatorio y que puede ser corregido, es el único espacio masivo en desarrollo y que cuenta con una construcción colectiva para desarrollar las capacidades nacionales. Y que, al contrario, por una narrativa que necesita reconstruirse y una incomprensión irreflexiva e ideológica, existen campañas y reacciones negativas.

El Chapare: productora de hoja de coca excedentaria para la fabricación de cocaína. Gran capacidad para generar excedente económico, pero con un modelo no replicable, salvo que el Chapare cambie su impronta productiva o que la sociedad, el Estado y la comunidad internacional, aceptemos que continúe como una factoría de ilícitos.

La ciudad de El Alto. Gran capacidad de producción, consumo, potencialidad comercial y comercialización legal, ilegal e informal, y plaza de venta del oro. Poseyendo todas esas cualidades, tiene un modelo difícil de replicar precisamente por sus condiciones exclusivas y por sus índices de violencia política real y simbólica; El Alto administra la puerta de entrada o salida a la Bolivia del occidente, al poder y el comercio. El Alto, por esas características, es temido y temible, ejerce un temor reverencial y en algunas oportunidades, un chantaje que alcanza condiciones poco democráticas.

La ciudad de La Paz. Tiene una gran capacidad de reparto político por su calidad de centro del país distribuidor de la inversión pública y repartidor de 570.000 burócratas. El modelo económico secuestrado por la corrupción, la violencia, propia y sumada a la de El Alto, limitan sus potencialidades y reduce las posibilidades de expansión del mercado, la producción y el consumo, propios de su calidad de capital política. No puede generar un modelo replicable a nivel nacional porque la capitalidad no es replicable.

Todo el departamento de Tarija, en el volumen de sus necesidades y con potencialidades no utilizadas plenamente. Es el departamento con el mejor Índice de Desarrollo Humano de Bolivia, mayor integración y cohesión social, recursos suficientes y un Ordenamiento Territorial administrable, de 37.623 km², una población de 534.348 habitantes, distribuida en 5 provincias y 11 municipios, equilibrado en su relación población/territorio. Ningún otro departamento tiene las condiciones de Tarija.

La ciudad de Sucre, y por los próximos 2 años, en razón del Bicentenario; el desarrollo del departamento depende de su capacidad negociadora. Chuquisaca es el departamento que tiene índices migratorios negativos, extremos. Tiene en el turismo histórico, patrimonial, cultural, simbólico, una oportunidad irrepetible.

Riberalta y Cobija en la Amazonía, son una suerte de isla verde, con importantes capacidades y potencialidades. Sin embargo, mientras Cobija no ajuste el factor distancia con una oferta que posesione lo amazónico en la consciencia nacional, y Riberalta no ejerza un liderazgo más firme, les será difícil generar un modelo sostenible.

Ciudad de Potosí y Salar de Uyuni, por su potencialidad turística e histórica, administradora todavía de excedente minero y una expectativa de largo plazo con el litio, modelo extractivo de difícil sostenibilidad.

Yungas, por la capacidad productora de alimentos, café y turismo. Puede modificar positivamente la capacidad generadora de excedente de si mismo, el departamento de La Paz y Bolivia.

La producción minera en algunos lugares de Oruro, de potencialidad limitada y otros en La Paz por la explotación depredatoria del oro en los ríos. No generan un modelo replicable.

Pando, Beni, Oruro, Potosí y Chuquisaca tienen vocaciones y potencialidades productivas, pero no cuentan con un Plan Departamental que los cohesione para alcanzar desarrollo y por ello, plantean dificultades para su sostenibilidad.

No se enumeran, por obvios, la lista de potencialidades tradicionales que existen en el territorio y que conocemos todos (minería, hidrocarburos, soya, ganadería, potencia forestal, capacidad productiva tradicional, turismo recurrente). Sin embargo, por la evidencia, si ellas no han logrado modificar la tendencia económica de la sociedad hasta ahora, es obvio que debemos complementarlas con otras variables.

Si la sociedad y el Estado, con el gobierno que nos administra no se reconcilia con la realidad, corremos el riesgo de seguir con el lamento boliviano de mirar mapas desprovistos de desarrollo y población.

Carlos Hugo Molina es abogado e investigador.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.